EL animalismo se puso de moda en Cádiz, por lo que ya sabemos. Aquí no hay toros, aquí no hay circos con elefantes y leones, aquí no hay mulos rocieros. Aquí no se mata una mosca, ni se caza un ratón, ni se estruja una cucaracha. Aquí los animales son bienvenidos. Aquí los animales están acostumbrados a andar como Pedro por su casa. Y así pasa lo que pasa, que cada vez hay más animales y menos gaditanos. Ya a cualquiera que defienda los festejos taurinos, la caza, la pesca y el tiro de pichón, o compre en una carnicería o en una pescadería, lo consideran votante de Vox. Los anticapitalistas han superado a San Francisco de Asís y San Antonio Abad en el amor a los animales. Cualquier día los veremos bendiciendo palomas en la puerta del Ayuntamiento.

NO voy a valorar la condena al alcalde de Cádiz, José María González, por el caso Loreto, ya que no es firme y la puede recurrir ante el Tribunal Supremo. Sin embargo, es significativo que la Audiencia Provincial estime que cometió un delito de calumnias, al decir que el anterior gobierno municipal del PP suministró el agua contaminada en Loreto “a sabiendas”. En primera instancia, se había considerado que esa afirmación forma parte de la crítica política entre partidos, pero la Audiencia Provincial aprecia lo contrario, y por eso establece una multa al alcalde e indemnizaciones a Teófila Martínez e Ignacio Romaní. El final de la historia está por ver, después del recurso. Pero vuelve a la actualidad un caso que ha sido el más lamentable de los últimos años en Cádiz.

LA casa palacio de la plaza de San Agustín es un ejemplo de las debilidades empresariales que existen en Cádiz. En cualquier ciudad turística española (en Sevilla sin ir más lejos, yo diría que incluso en Jerez) ese edificio funcionaría como hotel desde hace varios años. Aquí se habla mucho del auge turístico, de Cádiz de moda en The New York Times y todo eso, pero existe un turismo con los pies de barro, al que cuesta introducir en los grandes circuitos internacionales. Los cruceros no cuentan a esos efectos, porque no crean valor añadido en los hoteles. Y los apartamentos, salvo raras excepciones, son para un turismo menor, de medio o bajo nivel.

ALGUNOS políticos parece que están asesorados por sus peores enemigos. En caso contrario, nunca hubieran acudido al acto vergonzoso del pasado martes en el punto kilométrico 39,460 de la Nacional 340, en el término municipal de Vejer. Se trataba de celebrar la eliminación de la última señal de limitación a 100 kilómetros/hora, para sustituirla por la de 90, según es obligatorio en las carreteras convencionales con la nueva normativa. Era la última señal que se cambiaba en la provincia y allí acudieron los responsables del Tráfico. Pero el lugar elegido es de vergüenza, una afrenta para la provincia, porque esa carretera debería ser una autovía. Y no lo es porque el Gobierno sigue incumpliendo sus compromisos.

Al acto acudió José Pacheco, subdelegado de un Gobierno que tampoco cumple el acuerdo de construir una autovía en el tramo de Vejer hasta Algeciras. En realidad, no sólo lo incumple Pedro Sánchez. Asimismo lo incumplieron  Rajoy y Zapatero. El PP y el PSOE pactaron un acuerdo mediante el que la Junta terminaría la autovía desde Jerez a Los Barrios y el Gobierno central desde Cádiz a Algeciras. Pero sólo han realizado el tramo entre Cádiz y Vejer, mientras que el resto sigue paralizado sin completarse.

Hasta allí fue el subdelegado del Gobierno, supongo que por ignorancia, no sería por recochineo, acompañado de otras personas que no tienen nada que ver en ese olvido del Gobierno, como la jefa provincial de Tráfico, Piedad Sánchez, y el jefe de la Unidad de Carreteras, José María Padilla. No sé si han visto el video, que se puede encontrar en el Diario digital, pero es muy triste. Unos operarios proceden a retirar la señal de la prohibición a más de 100 kilómetros por hora, para colocar a continuación la nueva señal que rebaja el límite a 90 kilómetros por hora. El subdelegado y la comitiva lo contemplan. Practican esa afición tan gaditana de mirar. Donde hay dos personas trabajando hay una docena  de curiosos mirando. En este caso, sus jefes.

DESPUÉS dirán que el Carnaval tiene la culpa de todos los problemas de Cádiz, incluso que es la causa de la despoblación de la ciudad. Pues fijarse en la Universidad de Cádiz, lo que han montado en el Gran Teatro Falla. La UCA se ha sumado al COAC, coincidiendo con las primeras sesiones de preliminares. Tanto hablar de la I+D+i, la excelencia, los proyectos cofinanciados, los Erasmus, los no sé cuantos campus y demás, y al final terminan imitando al Carnaval. El acto de investidura de los nuevos doctores y la entrega de premios extraordinarios del Doctorado del Curso 2017-2018 fue una ceremonia de inspiración carnavalesca.