EN la ciudad de Cádiz, las cosas se hacen por rachas. Pasa con los alcaldes y con los negocios. Con los alcaldes, eligen a uno, supongamos a Carlos Díaz, y lo dejan ahí 16 años. Después le toca a otra, supongamos a Teófila Martínez, y la dejan ahí 20 años. A continuación le toca el turno a José María González, más conocido como nuestro Kichi, y lo dejarían ahí…24 años. Si no fuera porque él se conforma sólo con ocho y el resto se lo entrega a los necesitados, como el sueldo. Pues con los negocios, igual. Empezaron a poner supermercados en Cádiz, y ahora no paran. Raro es que no hayan abierto un supermercado en el Ayuntamiento o en la Diputación.

NO lo recuerdo por nada ceniciento, pero hace un año, en agosto de 2018, se desplomó un puente en Génova (Italia). Quizá por casualidad, unos meses después, el Gobierno, que ya tenía como ministro de Fomento a José Luis Ábalos, elaboró una relación de las infraestructuras más deficientes de España, entre las que aparecía el puente José León de Carranza. ¡Ojo! Quedó claro que no hay peligro, al menos de momento. Pero su estado obliga a algo más que las habituales obras de mantenimiento, esas por las que cortan un carril irreversible de vez en cuando. Necesita una actuación más a fondo. En la pasada primavera, Fomento indicó que esos trabajos serían incluidos en los Presupuestos de 2020. No reírse, por favor.

EN agosto han venido muchos guiris, nacionales y extranjeros. Pues los hay sevillanos, madrileños, vascos, extremeños, aragoneses y de por ahí, además de alemanes, ingleses y americanos de la base de Rota. Sed bienvenidos, igual que los refugiados. Estos guiris también son refugiados, que se refugian contra el calor. En Cádiz y sus costas de cinco estrellas, las olas de calor pasan de largo, y no se conocen días de 43 grados a la sombrilla, y además este año ha sido pródigo en el consuelo del poniente, que estimula la venta de jerséis en las rebajas y en el Piojito. A vosotros, los guiris que aún no os habéis ido, yo os digo: tened cuidado. Porque anuncian el atún rojo salvaje de almadraba y el rabo de toro de lidia con una alegría y espontaneidad que no siempre es verídica.

INCLUSO cuando están en funciones, de vacaciones, o de migraciones, en los gobiernos no pierden la oportunidad de hacer precampañas electoralistas. Cualquier medida se intenta utilizar con tintes demagógicos. Por ejemplo, el fin del peaje de la autopista, previsto para diciembre de este año. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afirmó que “fomentará las inversiones en la provincia de Cádiz”. Esto también es populismo. Una cosa es que la autopista se vaya a llenar de camiones (que antes seguían la ruta alternativa), gracias a que no pagarán peaje, y otra que facilite las inversiones de nuevas empresas. Las zonas más ricas de España (Madrid, Cataluña, Valencia y todo el Levante; incluso Málaga, en Andalucía) tienen autopistas de peaje. También las hay en grandes zonas industriales de Europa y Asia.

SIGO con la decadencia de la cultura y los espectáculos en Cádiz. Segunda parte. El verano es la temporada alta gaditana. A diferencia de las ciudades de interior, donde muchos habitantes se van de vacaciones, en agosto Cádiz gana población. Sin embargo, con un público más amplio y con más tiempo para el ocio, los teatros gaditanos no ofrecen espectáculos. En una programación venida a menos, se recurre a otros espacios, en un verano atípico, en el que el Castillo de San Sebastián se quedó al margen, y el Castillo de Santa Catalina, así como el Baluarte de la Candelaria, tampoco han podido ofrecer su aportación habitual. Sin embargo, debemos partir de una idea básica: los principales espacios escénicos son los teatros.