HAY una plaza en Cádiz que está gafada. De Sevilla se llama. De Sevilla tenía que ser. Todo lo que se hace (y no se hace) allí es desastroso. Está en un enclave de los principales de la ciudad, justamente en la confluencia del transporte por mar, por tren y por carretera. A la vera del Puerto, de la estación de Renfe y de la nueva estación de autobuses. Es de lo primero que ven nuestros viajeros. Justo frente al Palacio de Congresos. En un momento dado, la anterior alcaldesa, Teófila Martínez, dijo que sería el nuevo centro. No sé si llegó a decir que sería la gran plaza del siglo XXI, o esto lo he imaginado. Ni antes, ni ahora, se redondea aquello.

CUANDO han vuelto a reactivar (o eso dicen) algunos proyectos de la Junta de Andalucía en Cádiz, hay que recordar otro aspecto a tener en cuenta: los agravios comparativos. En las tres últimas décadas, las inversiones de la Junta en Cádiz han sido escasas, si se comparan con otras capitales de nuestra comunidad. Ya se ha explicado que esto se debió, básicamente, a la rivalidad del entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves, con la alcaldesa, Teófila Martínez. Ambos eran los líderes regionales de sus partidos y llegaron a competir directamente dos veces (en 2000 y 2004) como candidatos del PSOE y del PP a presidir la Junta. Es sabido que la teoría del socialismo andaluz, en aquellos años, era que no debían contribuir a agrandar la figura de Teófila.

LA vida en Cádiz puede ser maravillosa. Esto es lo que se ha comentado, más o menos, después del bonito encuentro institucional entre el alcalde, José María González, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Comprendo que el Ayuntamiento y la Junta tienen que lavar su imagen en la ciudad, muy deteriorada (la imagen y la ciudad). También comprendo que Podemos y el PSOE, después de aquel 15 de junio, están necesitados de resolver el entuerto de algún modo, lo más primoroso posible. Y es verdad que la parálisis en Cádiz no puede ser eterna. A partir de ahí, se debe recordar que el gran problema de la Junta en Cádiz no ha sido la falta de proyectos, sino el olvido de las promesas.

ESPECTACULAR ha sido el encuentro entre el alcalde de Cádiz, José María González Santos, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en la primera visita institucional de esta señora al Ayuntamiento de Cádiz. La primera, sí, a pesar de que se encuentra a poco más de 100 kilómetros de su despacho de Sevilla; y hay un puente nuevo para llegar antes, por si alguien no se ha enterado todavía, y luego se quejan de los anuncios. Pero ha merecido la pena esperar tanto tiempo. Ayer anunciaron cosas que ya  no recordaban ni los más viejos del lugar. Aunque otras sí, pues estamos curados de espantos; y cuentos hemos oído muchos.

PRECISAMENTE ayer, en la víspera de la visita institucional de Susana Díaz a Cádiz, han dimitido el viceconsejero de Salud de la Junta, Martín Blanco, y el gerente del Servicio Andaluz de Salud, José Manuel Aranda. Han sido arrastrados por las mareas blancas de los hospitales andaluces, que tienen altamente mosqueados a los dirigentes de la Junta de Andalucía. Es curioso que el jaleo se haya organizado en Granada, tras la fusión hospitalaria (ahora deshecha), a pesar de que la Junta ha gastado allí una inversión multimillonaria en los últimos años, que algunas fuentes sitúan en 200 millones. En Cádiz también hay algunas protestas, pero con escaso impacto mediático.