HA sido un palo a la Semana Santa gaditana. Hemos retrocedido a los viejos tiempos, cuando no salían todas las cofradías. Conste mi respeto a los hermanos y a la Junta de Gobierno de la cofradía del Perdón. Pero la decisión de no salir este año es injustificada e injustificable. Soy de los convencidos de que mantener la hora de salida a las tres de la madrugada era posible. Se trata de una costumbre a la que le tienen apego. Ha faltado capacidad de diálogo y de negociación para alcanzar un acuerdo. Pero, a partir de ahí, es una barbaridad convertir el horario en la cuestión más importante, hasta el punto de renunciar a la estación de penitencia, que sí es lo fundamental.

ES un tema recurrente que ya he tratado en otras cuaresmas, pero que vuelve a la actualidad tras el Cabildo de Toma de Horas para la Semana Santa gaditana de 2017. Uno de los principales problemas que tienen a veces nuestras cofradías es que copian a Sevilla, sin saber lo que hacen. No me refiero al mundo de la carga (que es materia aparte, por su peculiaridad), sino a las costumbres. Vinculado a lo anterior, está la deficiente formación de algunos dirigentes cofrades, y no digamos de una parte del público, que no tiene ni idea. No se puede copiar todo, en una realidad social que es diferente.

ES cierto que venían de formar broncas en las calles. Es cierto que congregaron a la gente en la plaza de San Juan de Dios, para festejar el cambio, y que se escaparon algunos lapos cuando salieron  los otros. Es cierto que hubo problemas protocolarios con las indumentarias del alcalde. Es cierto que algunas veces el izado de banderas fue recibido con división de opiniones. Pero se debe reconocer que están haciendo un gran esfuerzo de adaptación al poder. Como dice Teresa Rodríguez, la lideresa de Podemos en Andalucía, “tienen que dejar de vernos como personajes pintorescos”. Traducido significa que ya no les atrae tanto el frikismo.

HOLA, hola… Ha llegado La gran ola. Se trata de un documental del director Fernando Arroyo, que ayer se estrenó en algunos cines de la provincia. Se supone que su objetivo es alertar sobre el riesgo de que un gran tsunami destruya las costas de Cádiz, Huelva y el sur de Portugal. Se utiliza una recreación, y se advierte que no existen planes adecuados para la evacuación, en caso de una desgracia semejante. Por las radios nacionales, por algunas televisiones, ya han empezado a asustar con este asunto. Incluso se aventura que el tsunami puede ser inminente, para lo que no existe ninguna previsión científica que lo garantice, ni que lo deje de garantizar. Pues los tsunamis no tienen todavía predicciones fiables.

GRACIAS a las redes sociales, a Internet, a todos los adelantos, estamos tan bien comunicados que a veces se mete la pata hasta el fondo. Véase lo que ha ocurrido en las últimas horas con los falsos despidos de Navantia. El alcalde de Cádiz, José María González Santos, emitió un comunicado por un supuesto recorte de plantilla que no existía. Tanto el origen como las consecuencias fueron pintorescos, si no fuera grave que en esa trampa hayan caído personas con cargos relevantes. Para colmo, por la noche, en las redes sociales, supuestos policías anunciaron riesgos de atentados inminentes, aprovechando el miedo de Londres. Estamos en la temporada de las bulerías. Tengan cuidado. Se lanza el bulo y que le den por… saco.