AL no venir a Cádiz para la gala de los premios Max, se ha recordado que el ministro de Cultura, Miquel Iceta, tampoco acudió para el Congreso de la Lengua Española. Es mucho más grave esto. Al Congreso de la Lengua Española vino el Rey (a tocar el cajón, según parece), pero no el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ni el ministro de Cultura, Miquel Iceta. Se ha demostrado que la lengua española le importa poco al Gobierno sanchista y populista. A pesar de las excusas que han dado, todo hace suponer que la ausencia del ministro de Cultura en el Congreso de la Lengua Española no fue por casualidad, sino porque le molestaba participar.

EL anuncio del acuerdo para poner en marcha un proyecto de desarrollo en Las Aletas ha sido acogido con escepticismo por la gente de la Bahía. Es lo mismo que dijeron a principios del siglo XXI. En las hemerotecas se pueden consultar portadas del Diario e infinidad de reportajes con promesas no cumplidas. Josefina Cruz Villalón, en nombre de la Junta, fue una de las impulsoras de aquel proyecto, que se quedó en nada. Por eso, al difundir el proyecto denominado Lógica (y estando en los días de la Pascua Florida) es natural que recordemos a Santo Tomás, el apóstol de los incrédulos: “Si no lo veo, no lo creo”. En la Bahía hay poca fe con lo referido al desarrollo.

EN la ciudad de Cádiz hubo mucha afición al teatro, sobre todo en los siglos pasados. La gala de los premios Max, que se celebró el lunes, en el Gran Teatro Falla, se puede valorar como un reconocimiento a ese papel histórico. La gala de los premios Max es importante, pero RTVE la televisó en La 2, porque en la 1 estaban con Aquí la Tierra, el Telediario y el MasterChef. No alcanza ni de lejos la difusión de los premios Goya. Aunque, como aquí gusta mucho un evento, ha venido bien, con presentadores gaditanos, como José Troncoso y Ana López Segovia incluidos. Puede ayudar a fomentar un poco más el teatro en Cádiz, que falta hace. El único premio concedido a algo gaditano fue el Maximino de honor para la Tía Norica, que es un teatro de títeres.

UNA de las mayores aportaciones de Kichi a la historia de Cádiz ha sido cambiar el nombre del estadio Carranza para denominarlo Nuevo Mirandilla. Aportaciones de más enjundias y obras públicas significativas no ha realizado ninguna. Pero buscar motivos de enfrentamiento y división entre los gaditanos ha sido una de sus ocupaciones. En consonancia con esa actitud, se va a despedir con una última parida, que es de lo más cutre: ha salido a licitación por 28.000 euros (exactamente 27.931,99 euros) el cambio de rotulación del estadio, para que se le imponga la denominación de Nuevo Mirandilla. Y han establecido un plazo de ejecución de los trabajos de un mes. Como se ha publicado, eso significa que se debería terminar antes del 28 de mayo, día de las elecciones municipales.

LA Semana Santa ha funcionado muy bien para el turismo en Cádiz capital y en la provincia. Ese es el mensaje que ha quedado. Ha estado favorecida por el tiempo, que ha permitido salir a todas las cofradías (menos a la Oración en el Huerto, que sigue intervenida), y que también ha ayudado para disfrutar de las playas, a pesar del viento de levante, que siempre es mejor en estas fechas que el poniente. Este último matiz es importante. En Cádiz pasa como en Málaga: se puede tener una buena Semana Santa, desde el punto de vista cofrade, y/o también ir a la playa. Eso vale más para los turistas. En Cádiz ya se sabe que no hace falta ir a la playa en Semana Santa, pues se dispone de suficiente tiempo hasta el otoño inclusive para jartarse de playitas y ponerse todo lo moreno o morena que cada cual desee. En Semana Santa, un gadita como Dios manda no va a la playa, pero hay gente para todo.