ESA medida que plantea el Ayuntamiento de Cádiz, para que los autobuses de excursiones de pueblo y de barrio no entren en la ciudad el primer domingo de Carnaval, se debe entender como un primer aviso de la turismofobia gaditana. Son de Podemos y Unidos, pero en vez de fijar un impuesto a los ricos, se lo cascan a los pobres excursionistas mochileros. Ya sabemos que no es un turismo de calidad, sino más bien de caridad. Pero eso no justifica que cada criatura pague seis euros (1.000 pesetas de las antiguas) por ir en una lanzadera desde La Cabezuela hasta el centro de Cádiz y volver. Según las estimaciones municipales, el año pasado llegaron unos 500 autobuses. Haciendo las cuentas, sale que podrían ingresar unos 150.000 euros por este concepto del turista barato en bus. Mira como han aprendido a clavar… Si eso no es turismofobia, ya me dirán.

UNA vez más se ha visto que la cultura es un estorbo para el Ayuntamiento de Cádiz. El trueque que han negociado con la Universidad para cederles el edificio del antiguo Gobierno Militar, a cambio de la casa gaditana del Rectorado en la calle Ancha (donde antes estuvo la Jefatura Provincial del Movimiento) confirma que no saben qué hacer con las entidades, actividades y fondos que fue acaparando la Fundación Municipal de Cultura. Al alcalde González, que parece nihilista (nada de nada), todo le sobra, incluso donde antes faltaba. Quiere repartir los contenidos del Centro Cultural Reina Sofía por la Casa de Iberoamérica (donde tampoco saben qué hacer) y por el edificio que van a recibir en la calle Ancha.

HOY vamos de santos. En el poblado de Sancti Petri organizarán este verano un gran festival de música, con actuaciones desde finales de junio hasta agosto. En Cádiz existió algo parecido, los llamados Conciertos para la Libertad en el Castillo de San Sebastián. Se los cargó el actual Gobierno Municipal del alcalde José María González, para organizar otros eventos en el muelle y fastidiar a los vecinos del 4 de diciembre (antes Canalejas o Ramón de Carranza). De modo que en Chiclana aprovechan lo que en Cádiz desperdician. Y así utilizan lo que tienen: un lugar histórico y singular, donde el turista encuentra algo diferente.

SIEMPRE ha destacado Cádiz por el juego limpio. Se podrían indicar algunas excepciones, pero no es el caso. Es también una provincia innovadora, donde se investiga a fondo. A veces incluso a fondo perdido. Por eso, tiene mucha importancia el galardón concedido a Fregomatic (popularmente conocida ya como la Fregona Mágica), fabricada en Benalup por la empresa Sprimsol, que ha sido elegida como la mejor del mundo por la revista Tomorrow’s Cleanning. Esta Fregona Mágica, como suele pasar, no ha sido profeta en su tierra. Es decir, que en Cádiz brilla por su ausencia, y así la ciudad está como está, que a la vista está. Incluso han puesto mupis de La Peste, por si se contagia.

POR terminar la serie sobre las margaritas municipales gaditanas, hoy le toca el turno al PSOE. Aunque es un asunto ya tratado, que carece de novedades y que se deja correr, a la espera del momento oportuno de anunciarlo, que aún tardará. Desde que se fue Carlos Díaz de la Alcaldía (o le ayudaron a irse) el PSOE ha tenido un problema grave con su candidato en Cádiz. A priori, en los tiempos de Teófila, el mejor era Rafael Román, que se presentó tras ser presidente de la Diputación. Pero se enfrentó en el momento más heavy de la alcaldesa, con el soterramiento fresquito, y le tocó ser líder de la oposición municipal, que no era el sueño de su vida.