UNA de las notas destacadas del Carnaval de este año ha sido el triunfo del coro mixto de Luis Rivero. Tiene especial valor porque el primer puesto de ‘Vive, sueña, canta’ sucede al que consiguieron en 2017 con ‘El mayor espectáculo del mundo’. Se trata, por tanto, de un doblete, que en teoría marca una nueva tendencia. Si bien se debe apuntar, en honor a la verdad, que el primer premio de este año se puede considerar ex aequo con ‘Los chimeneas’ de Faly Pastrana, ya que el resultado fue de 714,03 puntos frente a 713, 21. Esa maravillosa precisión del jurado, por apenas 0,82 puntos, después de tres actuaciones puntuadas, indica el nivelazo matemático del COAC con los nuevos ajustes.

EXISTE un debate filosófico sobre la autocensura en el Carnaval de Cádiz. Aquellos temas que no se cantan o modifican, por el miedo al qué dirán. En los tiempos del franquismo era por miedo a la censura. Ahora es por miedo a la censura de lo políticamente correcto, a los inquisidores de las redes sociales, a los nuevos pontífices que deciden lo que es bueno y malo. Así han modelado las agrupaciones arquetípicas. Casi todas cantan los mismos temas y centran sus críticas en lo fácil, en los políticos que no se quejan, sobre todo en la Familia Real y en Rajoy, quizás en Susana Díaz, que están más lejos que el alcalde. O en Trump, que no le va a poner una querella al Selu por imitarlo.

A partir de lo que ha sucedido en el Hospital de La Línea de la Concepción se ha empezado a ver en los telediarios a esta población como una sucursal de Chicago en los tiempos de Al Capone. Antes se la veía como la ciudad donde dormían los tropecientos mil trabajadores que cruzan todos los días la Verja para trabajar en Gibraltar. Sin embargo, ahora se le pone la banda sonora de El padrino. Preguntan a los asustados trabajadores del hospital de alto riesgo. Y, al darse la casual circunstancia de que el tal Sito Miñanco fue detenido en Algeciras, la gente ha empezado a preocuparse por lo que sucede en el llamado Campo de Gibraltar.

HA sido un acierto que los trabajadores de la empresa de limpieza de Cádiz no hayan convocado una huelga de basuras en Carnaval. La amenaza no ha surtido efecto, entre otras cuestiones, porque había una división de opiniones en la plantilla de la UTE Sufi-Cointer. Una huelga de limpieza hubiera sido nefasta para la ciudad en su fiesta principal de cara al turismo. Porque una huelga de limpieza de por sí es guarrísima, y en estas fechas, que tradicionalmente son poco limpias, todavía se notaría más. Por otra parte, ya cantó el cuarteto ‘Tres notas musicales’ que la gente no respeta ni que estamos en Carnaval. Los trabajadores de la limpieza sí lo han respetado.

PUEDE ser un gran día. Hoy se reúnen en Sevilla la presidenta de la Junta, Susana Díaz, y el alcalde de Cádiz, José María González, que la visita en el Palacio de San Telmo. Esta reunión (la segunda, tras la de febrero de 2017) adquiere un carácter como diplomático. Igual que Susana recibió al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, recibe al alcalde del cantón de Cádiz. Por lo que entonces podemos hablar del lado más institucional del compañero Kichi, que también acude a donde debe acudir, y no sólo va dando paseos con su mochila y la libreta para apuntar lo que le digan los vecinos, como proclamó desde el principio. El alcalde, metido en su personaje, también es capaz de cerrar acuerdos con el rector de la Universidad, o recibir al comandante del Juan Sebastián de Elcano, su barco preferido.