LA integración del puerto (o sea, del muelle tradicional) en la ciudad de Cádiz es un proyecto del que se habla desde el siglo pasado. En los últimos tiempos se dan dos circunstancias favorables. De un lado la nueva terminal de contenedores, que permitirá liberar espacios. De otro, el nombramiento de Teófila Martínez como presidenta de la Autoridad Portuaria. Fue ella, en sus 20 años de alcaldesa, quien más pugnó con los presidentes portuarios de entonces para dar pasos en ese sentido. Pero se encontró con la Verja. En los años de Rafael Barra, como era socialista, además se vio como una faceta más de la confrontación de partidos. Los gaditanos sólo se integraban en el puerto cuando había grandes regatas. Pero ahora Teófila está al otro lado de la Verja.
UNA de las grandes novedades del partido internacional de la Eurocopa entre España y Malta, que se disputa hoy en el Nuevo Estadio Carranza, es el estreno de un videomarcador, sólo uno. La semana próxima pondrán el otro. El partido no es trascendental, pero sí importante. Aunque España ya está clasificada, necesita ganar para ser primera de grupo y cabeza de serie en la Eurocopa. Por otra, parte, la selección de España sólo había jugado partidos amistosos en Cádiz. La concesión del encuentro demuestra que el Cádiz CF SAD ha dado un salto de calidad importante, como se aprecia en la clasificación de la Liga Smartbank, que lidera, y en detalles como el que se comenta. Por cierto, cuanto más critican al presidente, Manuel Vizcaíno, mejor lo hace. Pues parece que todo lo malo es culpa suya, mientras todo lo bueno se hace solo. Lo mismo que el alcalde Kichi, pero al revés.
LA buena gente, a pesar del acuerdo de Pedro y Pablo, todavía está comentando que la provincia de Cádiz ha girado a la derecha, incluso al extremo. Si comparamos los resultados de abril y noviembre, vemos que Ciudadanos y Unidas Podemos han perdido un escaño (y dos sueldos, en total), mientras que Vox y el PP aumentan su representación. Pero no es lo mismo. En abril, Ciudadanos fue segundo en la provincia y en los principales municipios (sin contar a la capital, que es un sitio especial), mientras que en noviembre ha sido segundo Vox. No hace falta ser Pitágoras para ver que miles de votos de Ciudadanos han pasado a Vox, y sólo algunos al PP. Mientras que el PSOE no se ha beneficiado. Lo dicho: Pedro Sánchez convocó elecciones para engordar a la extrema derecha. Y ahora le regala ministerios a la extrema izquierda. No parece un tipo muy listo.
EL principio de acuerdo que han anunciado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para formar un gobierno de coalición es un reto a las matemáticas. Entre el PSOE y Unidas Podemos suman 155 escaños, que serían 158, si les añadimos los tres del Más País de Errejón. Unidos no pueden gobernar, por sí mismos. Así que necesitan otros apoyos, incluso si les añaden los siete del PNV. Pueden conseguirlo con Frankenstein; es decir, con los independentistas. Y más raramente con un rosario de partidos, entre los que parece improbable que se sume Ciudadanos, al que Pablo Iglesias ya le ha trazado la línea roja.
EL día después de la desgracia electoral, los Reyes de España (como no son pobres) han viajado a La Habana. Les acompaña el ministro Josep Borrell, al que Pablo Casado preferiría como alternativa para ser presidente del Gobierno hipotético. Pedro Sánchez no debería seguir en la Moncloa, después de organizar unas elecciones para perder tres diputados, encumbrar a Vox, fortalecer a los independentistas catalanes, debilitar a Pablo Iglesias, dar un diputado y dos senadores a Teruel Existe, aburrir al votante y resucitar los fantasmas de las dos Españas. Sánchez es un lince de la política. Pero Pep Borrell es diferente: un catalán con seny de los buenos. Y acompaña a los Reyes a La Habana. Esa ciudad a la que no viajará nuestro Kichi.