EL verano ha comenzado y han aumentado los desplazamientos entre las provincias de Sevilla y Cádiz. Aparte de ser las dos partes del mundo que glosó Fernando Villalón (y que popularizó Antonio Burgos), son dos provincias con una gran relación e intereses en común. En verano, los sevillanos disfrutan de playas cercanas en la costa andaluza, y miles de vehículos se desplazan a las gaditanas. Playas que visitan con frecuencia en estos meses, porque disponen de muchas segundas residencias. En resumen, entre Sevilla y Cádiz, y entre Cádiz y Sevilla, la autopista funciona como una vía metropolitana. Viven casi dos millones de personas en un radio de unos 100 kilómetros.

EN Andalucía no somos tontos, a pesar del informe PISA; y la financiación singular se entiende claramente. Si Pedro Sánchez le concede una financiación tan singular y discriminatoria a Cataluña, le va a dar ocho años más en la Junta de Andalucía a Juanma Moreno o quien le suceda. Porque el agravio comparativo nunca se perdona, afecta al bolsillo, y es la piedra angular del andalucismo. Ya puede poner Pedro Sánchez al mando de su cortijo andaluz de la calle San Vicente a Juan sin la palma, a la cheerleader María Jesús, o al forofo más sanchista de Dos Hermanas. La tragedia del PSOE estará consumada, sí o sí. Porque cometería, precisamente, lo contrario de lo que encumbró al PSOE.

LA muerte de Javier Mérida ha llenado de tristeza a sus compañeros, en especial a los periodistas deportivos que trabajaron a su lado durante muchos años. En estas páginas de Diario de Sevilla, en las que escribió desde su fundación, se han glosado sus méritos, especialmente en la completa y emotiva necrológica que le dedicaron sus compañeros Jesús Alba y Eduardo Florido, dos periodistas deportivos, como Javier Mérida, que no son sólo eso, sino capaces de mucho más. Y esa capacidad del periodismo deportivo me llevó a pensar en lo injustamente tratado que ha sido a veces, como una especie de subgénero. A pesar de que muchos lectores empiezan el periódico por la información deportiva.

CON los resultados del domingo pasado en la mano, se podría decir que José Luis Sanz obtuvo la confianza de los sevillanos. La victoria del PP en Sevilla capital fue clara e inequívoca. Es verdad que no se votaba para el Ayuntamiento y que no se debe extrapolar. Pero se ha enviado un mensajito en las urnas. Los del PSOE podrían haber sido más pragmáticos. Y los de Vox no obsesionarse con los cargos municipales que ambicionan. En fin, ya se han equivocado. Y ahora, una vez que el alcalde Sanz planteó la cuestión de confianza, habrá presupuesto de Sevilla con el sello del PP, que contó con el aval de volver a ganar.

LOS resultados de las elecciones europeas no son extrapolables a unas elecciones generales, a unas autonómicas, ni a unas municipales. De ningún modo lo pueden ser, por la diferente motivación de cada una. Y sobre todo por la participación. Con menos del 50% no es significativo, porque en las otras elecciones la participación puede aumentar entre un 10% y un 20%. Sin embargo, en las elecciones del domingo, se han confirmado unas tendencias. La principal es que el PP andaluz, con Juanma Moreno, al frente de la Junta, ha conseguido lo que parecía imposible: una comunidad autónoma de probado arraigo de la izquierda, que gobernó durante cuatro décadas, parece ahora de derechas.