DESPUÉS del numerito sandunguero de Pedro Sánchez, ya nadie habla de la Feria. ¿El paripé del presidente ha sido una cortina de humo? Pues no. Todo forma parte de las dos Españas. En los cinco días de reflexión, se criticó a José Luis Sanz por convocar un referéndum. Ya que el resultado final no fue el esperado. Se suponía que ganaría la Feria de los seis días por goleada. Téngase en cuenta que cinco días son suficientes para que un presidente piense si dimite o se quiere quedar más de tres años para salir del fango. En consecuencia, seis días son suficientes para no enfangar el albero. Pero el alcalde se empeñó en la consulta. Y los referéndums traen mal fario.

EL franquismo no ha vuelto, pero sí su modus operandi. Algunos oráculos de la fachosfera lo habían alertado. Durante las noches de reflexión, permanecía encendida la lucecita del palacio de la Moncloa hasta altas horas, y tenía un sospechoso parecido con la lucecita del palacio del Pardo. Son las horas de los fantasmas. Desde el lunes, tenemos un nuevo caudillo, que va por ahí gritando: “Españoles y españolas, la regeneración ha comenzado”. En este país se suele buscar un enemigo para regenerarlo o purgarlo, para eliminarlo, porque este país se divide en los buenos y los malos desde el siglo XIX. Y así justifican las barbaridades. Lo peligroso no es la farsa del Gran Actor, sino las amenazas.

AL ministro de Transportes, Óscar Puente, lo tienen ya en el punto de mira la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Es un ministro peculiar, con una parte buena y otra mala. La buena es que suele decir lo que piensa y miente menos que otros compañeros de Gobierno. La mala es que se comporta con una chulería y grosería impropias de un alto cargo institucional. Es un señor de Valladolid que saltó a la fama como dóberman de Pedro Sánchez en el debate de la fallida investidura de Feijóo. Desde entonces, el presidente lo utiliza para que diga lo que otros socialistas callan. Y, como no tiene remilgos, y le importa un pito pito gorgorito lo que piensen los demás, va soltando lo de trazo grueso. Así ha dicho que el AVE a Huelva, como el de Cádiz, no se hace porque no sería rentable. Y no lo dice por ocurrencia, sino porque las inversiones en AVE van a disminuir.

SEVILLANOS y sevillanas, titulares de casetas y de carruajes, votantes todos: la Feria ha terminado. Aquí había más gente que en la plaza de Oriente. Aunque no todos habían llegado en autobuses, porque a ciertas horas parecía imposible. Ahora estamos en la semana después. Ahora estamos en la semana de las votaciones. A votar, a votar, y a votar… Autodeterminación para las sevillanas con un color especial. Y también se vota para elegir a los triunfadores. Los jurados de la Real Maestranza y El Corte Inglés ya se han pronunciado. Daniel Luque ha sido proclamado el triunfador de la Feria y Juan Ortega el autor de la mejor faena. De la mejor faena taurina, por supuesto. Pero todavía ningún jurado le ha dado un premio al otro gran triunfador de la Feria. Me refiero a Juanma Moreno, que triunfó en la caseta del sindicato CCOO, donde hasta le gritaron “¡guapo, guapo, y guapo!”.

SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin embargo, parece que tenemos una especial querencia por el derecho a decidir la Feria. Cada vez que llega un nuevo alcalde, inicia su procés para que la gente vote. Con el deseo de un cambio, que no se atreven a ordenar por las buenas. Pasó con Juan Espadas, que era y es del PSOE (aunque ahora es más sanchista que en sus tiempos de alcalde), y va a pasar con José Luis Sanz, que es del PP. Así la Feria va a ser la envidia de Puigdemont, que confunde a Cataluña con su caseta.