OTROS compañeros del periodismo sevillano ya han escrito sobre este asunto, por lo que sólo falta elaborar un manifiesto de protesta. Me uno a los que han criticado que el Ayuntamiento de Sevilla, por decisión del alcalde, Antonio Muñoz, dedique un premio de novela a Almudena Grandes, pagado con el dinero de todos los sevillanos. Conste que yo he leído casi todas las novelas de Almudena, desde Las edades de Lulú, que la catapultó a la fama. Pero su relación con Sevilla era escasa. “Venía todos los años a la Feria del Libro”, dicen algunos, y se quedan tan panchos. Como si con eso bastara. Por el contrario, ya se han propuesto otros nombres con más fundamento para ese premio. Yo votaría por Alfonso Grosso, sin ninguna duda.

DESPUÉS del 19-J llegó el 27-J. En Sevilla, el mes de junio tenía dos fechas electorales importantes. Pues no sólo se elegía el presidente de la Junta de Andalucía, sino también el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías. Se ha notado que vuelve lo clásico. O sea, las mayorías suficientes. Francisco Vélez de Luna ha ganado las elecciones del Consejo con 101 votos. José Félix Romero obtuvo 22 votos y hubo dos en blanco. Participaron 124 hermandades de las 125 que forman el censo, por lo que nadie puede lamentar que sus votantes se quedaron en casa, como dijo Juan Espadas. Para ganar como Dios manda, lo mejor es lo que ha conseguido Paco, que ha alcanzado el 81% de los votos y ha obtenido el apoyo de ocho de cada diez hermandades sevillanas. Es un respaldo abrumador. Con humildad y paciencia. El Consejo está para servir a las hermandades. Yo se lo he oído a todos los presidentes, desde José Sánchez Dubé.

SE le advirtió por activa y por pasiva. Las personas que apreciamos a Juan Espadas sabíamos que estaba cometiendo un disparate. No era su momento para ir a la guillotina política. No era su momento para renunciar a la Alcaldía de Sevilla, ciudad que no es como Villaconejo de los Montes, sino el cuarto municipio de España en población y la capital de Andalucía. Los sevillanos y las sevillanas son muy suyos, aunque no todos iguales. No se ha entendido su decisión. Pero más ha sorprendido la campaña del ex alcalde, como si fuera el delegado del Gobierno de Frankenstein en Andalucía. Hay cosas que uno nunca debe decir, si no se las cree. Emiliano García-Page, por citar a uno de sus compañeros, limita el número de trágalas a las mínimas e imprescindibles. Y si bajan al sur el presidente, los ministros y ministras, y hasta Adriana Lastra con sus malas pulgas, y dicen lo que dijeron, la catástrofe es inevitable.

SEVILLA sabe mezclar tradición y modernidad, se podría decir. El pasado viernes, se publicó en el Diario lo siguiente: “La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha visitado esta semana Roma y, en el primer Festival sobre la Nueva Bauhaus Europea, ha puesto a Sevilla y a la futura sede del Centro Común de Investigación (JRC) en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja como ejemplo de crecimiento sostenible y transición ecológica”. La oficina de prensa del Vaticano distribuyó una foto, en la que aparece el Papa Francisco observando el proyecto sevillano que le mostraba la presidenta de la CE.

EL Senado está de moda. Allí es donde debaten los hombres y las mujeres de moda, que diría Juanma Moreno. El mismo martes en que debatieron Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo por vez primera, hubo otro debate a la sevillana, a cuento del IVA de las sillas de la carrera oficial. Protagonizado por María Jesús Montero y José Luis Sanz. Mientras en el Congreso de los Diputados discutían por la prostitución, en el Senado la cosa estaba más elevada. El Congreso de los Diputados ha perdido interés. Hasta Macarena Olona se irá del Congreso, donde se ha labrado una fama de azotadora que ella está exhibiendo de Despeñaperros abajo, en ese lugar aún llamado Andalucía, nuestra nacionalidad histórica.