EN estos días de traslado del Señor de Sevilla a Los Pajaritos, han ocurrido fenómenos portentosos. Sin entrar en lo religioso, menciono sólo dos profanos: nunca se había visto tanta gente de otros barrios en Los Pajaritos y nunca se había visto a ciertos políticos delante de unas andas. Por ejemplo, el edil Antonio Muñoz fue fotografiado en la basílica del Gran Poder, antes del traslado, no siendo persona de costumbres capillitas hasta el momento. A partir de ahí, parece que ha ganado puntos para ser el candidato del PSOE en la sucesión de Espadas. Aunque tampoco se debe olvidar que Juan Carlos Cabrera, como responsable de las Fiestas Cofrades y la Policía Local, se juega mucho y tiene velas en este asunto.

EN su intento por desguazar al PSOE en Madrid, Pedro Sánchez ha sugerido el traslado de algunas instituciones a otras ciudades españolas. Aunque lo ha matizado, sonó como la deslocalización de empresas en Cataluña, después del referéndum independentista de 2017, pero en este caso no con empresas privadas, sino con instituciones públicas, y sin ningún motivo, excepto que Isabel Díaz Ayuso les dio un sopapo en las últimas elecciones autonómicas. Nada fastidiaría más a los madrileños que ese tipo de maniobras tan burdas. Visto desde Andalucía, recuerda lo que ocurrió con Sevilla en los albores autonómicos. Aquellos intentos por repartir las consejerías, y trasladar el turismo a Málaga, etcétera.

ERA la guinda que le faltaba al pastel de la nueva normalidad. Vuelven los pregones en Sevilla. Comenzó el martes con Carlos Herrera, en una efeméride especial: el Pregón del Centenario de la Candelaria. Pero hay dos (los oficiales, el de la Semana Santa y el de las Glorias) que tienen crianza. A Julio Cuesta todavía no le ha llegado su turno, que lleva casi dos años esperando. Sin embargo, Rosa García Perea por fin podrá desvelar su pregón mañana en la Catedral. Pregón de las Glorias, que con tanto interés se espera, por ella y por lo que se ha esperado. Vuelven los pregones, que tienen su literatura y su leyenda, su prosapia y sus rencores. Porque en Sevilla los pregoneros son amados y odiados, según, y se les trata entre el peloteo y la envidia.

VIENDO la relación de horarios e itinerarios que recorrerá el Señor del Gran Poder en andas se llega a una conclusión: no es sólo una Misión por los llamados Tres Barrios (Los Pajaritos, La Candelaria y Amate), sino por media Sevilla. Viendo la relación del horario e itinerario que recorrerá el Señor del Gran Poder en su paso procesional se llega a otra conclusión: no es un regreso de la Catedral por el camino más corto, sino una procesión triunfal con todos sus avíos y un amplio deleite por su barrio de San Lorenzo, con estación en la Casa Sacerdotal y en San Antonio de Padua. Algunos capillitas de colmillo retorcío ya están largando: “Después que no digan que les obligan a dar un rodeo por el Arco del Postigo y la plaza del Museo en la Madrugada”. Hay gente para todo, hasta para quejarse porque saldrá el Gran Poder, como si no fuera una de las maravillas de Sevilla.

TRAS la muerte de Aquilino Duque se han publicado muchos y buenos artículos glosando su obra literaria. También se ha destacado su personalidad como intelectual, siempre libre, y políticamente incorrecto, muy incorrecto. Como suele pasar con los escritores que fallecen, abundan los elogios que les regatearon en vida, y se notan más los silencios. Se consagra un tópico del difunto, que pasará a la posteridad encasillado con dos o tres etiquetas. Por ejemplo, Aquilino se queda como poeta, aunque no sólo era eso, sino también novelista, ensayista y articulista. Y se destaca su erudición cultural, o su cosmopolitismo… Su ideología se oculta, o se disculpa, y se recuerda su amistad con Rafael Alberti y otros escritores de izquierda. Puede que eso hasta le hiciera gracia a Aquilino Duque. Fue el autor de su propio personaje, del Aquilino Duque conocido, con todos los ingredientes para ser considerado en el futuro como un maldito de su tiempo.