A la gente le suena el proyecto de las Atarazanas como los túneles de la SE-40, la línea 3 del Metro, o el sexo de los ángeles de la guarda. Algo imposible de verificar. La ralentización de las obras, los aplazamientos y los cambios en el proyecto de Guillermo Vázquez Consuegra situaron a las Atarazanas en la estela del canal de Sevilla a Bonanza. Sin embargo, aunque ustedes no se lo crean, parece que eso va a cambiar. Y aunque tampoco se lo crean, la aspiración es que antes de que la temperatura suba un grado más, por el cambio climático, las Atarazanas tengan una media de visitas de un millón de personas al año, lo que supone la mitad de las que recibe la Catedral, Dios mediante la pandemia.

EL Señor del Gran Poder recibe culto esta semana en La Candelaria, la semana pasada estuvo en Los Pajaritos y la semana próxima lo podrán ver en la parroquia de Santa Teresa, en Amate. La Misión a los llamados Tres Barrios (que son más) ha merecido muchos elogios y ha puesto el foco en los sectores de mayor pobreza de Sevilla. Pero, junto a los elogios, también hay algunas críticas, más sugeridas que expresadas, como es propio de los envidiosos y los cobardes. Pero sobre todo de los que utilizan a los pobres, no para solucionar sus problemas, sino para perpetuarlos, ya que en realidad lo único que les interesa es buscar votos y subvenciones, con las que viven ellos mejor que los pobres. Este es el motivo por el que en Los Pajaritos o el Polígono Sur no se arregla lo esencial, y siguen apareciendo todos los años entre los barrios más pobres de España, a pesar de las inversiones públicas. Por eso, hay que ir a darles caridad, sin nada a cambio.

EN estos días de traslado del Señor de Sevilla a Los Pajaritos, han ocurrido fenómenos portentosos. Sin entrar en lo religioso, menciono sólo dos profanos: nunca se había visto tanta gente de otros barrios en Los Pajaritos y nunca se había visto a ciertos políticos delante de unas andas. Por ejemplo, el edil Antonio Muñoz fue fotografiado en la basílica del Gran Poder, antes del traslado, no siendo persona de costumbres capillitas hasta el momento. A partir de ahí, parece que ha ganado puntos para ser el candidato del PSOE en la sucesión de Espadas. Aunque tampoco se debe olvidar que Juan Carlos Cabrera, como responsable de las Fiestas Cofrades y la Policía Local, se juega mucho y tiene velas en este asunto.

EN su intento por desguazar al PSOE en Madrid, Pedro Sánchez ha sugerido el traslado de algunas instituciones a otras ciudades españolas. Aunque lo ha matizado, sonó como la deslocalización de empresas en Cataluña, después del referéndum independentista de 2017, pero en este caso no con empresas privadas, sino con instituciones públicas, y sin ningún motivo, excepto que Isabel Díaz Ayuso les dio un sopapo en las últimas elecciones autonómicas. Nada fastidiaría más a los madrileños que ese tipo de maniobras tan burdas. Visto desde Andalucía, recuerda lo que ocurrió con Sevilla en los albores autonómicos. Aquellos intentos por repartir las consejerías, y trasladar el turismo a Málaga, etcétera.

ERA la guinda que le faltaba al pastel de la nueva normalidad. Vuelven los pregones en Sevilla. Comenzó el martes con Carlos Herrera, en una efeméride especial: el Pregón del Centenario de la Candelaria. Pero hay dos (los oficiales, el de la Semana Santa y el de las Glorias) que tienen crianza. A Julio Cuesta todavía no le ha llegado su turno, que lleva casi dos años esperando. Sin embargo, Rosa García Perea por fin podrá desvelar su pregón mañana en la Catedral. Pregón de las Glorias, que con tanto interés se espera, por ella y por lo que se ha esperado. Vuelven los pregones, que tienen su literatura y su leyenda, su prosapia y sus rencores. Porque en Sevilla los pregoneros son amados y odiados, según, y se les trata entre el peloteo y la envidia.