UNA vez más se ha visto que Sevilla es diferente. Aquí los funerales de Estado y las coronaciones canónicas se organizan en la Catedral; si bien para quienes prefieren hacerlos al aire libre se puede utilizar la plaza de España, pidiendo los permisos a las autoridades civiles y religiosas. Por el contrario, en Madrid, el homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus se ha planteado como un funeral laicista o civil. Se ha llegado a destacar que la Iglesia no ha tenido ningún papel relevante. O sea, que lo han organizado como un homenaje a los fallecidos y contra la Iglesia. A esa paranoia han llegado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (que lleva lo eclesial incluso en el apellido). Y, una vez más, han utilizado al rey Felipe VI por medio. Cuando su talante es diferente y había asistido al funeral que se celebró en la Catedral de la Almudena.

ESTA polémica que se ha montado sobre la dedicatoria del aeropuerto de Sevilla al glorioso pintor Diego Velázquez nos recuerda a lo que antes se denominaba una serpiente de verano. Estas serpientes no eran como la cobra de Cleopatra, ni siquiera como la que tentó a Eva en el paraíso. Las serpientes de verano ponían de actualidad asuntos baladíes en momentos insípidos. Mayormente cuando la gente se había ido a Matalascañas o Chipiona, incluso a la Costa del Sol, sin necesidad de desescaladas. O a Bali y paraísos lejanos. Para estos últimos casos, era necesario el avión. Había colas en el aeropuerto, que no se preocupaba por el nombre, sino por las salidas y llegadas. Los vuelos de China y EEUU, de los que habló Antonio Muñoz, aún los están buscando.

HOY es el día grande del Julio Carmelitano, que como todas las devociones de Sevilla se ha quedado sin procesiones. Por culpa del coronavirus, naturalmente. Pero no sin cultos. Nunca se quedará la Virgen del Carmen sin el recuerdo y el amor de sus devotos sevillanos, que son muchos. Aún hoy, a pesar de las dificultades de la vida conventual, Sevilla mantiene un pleno carmelitano con cuatro conventos: frailes del Santo Ángel (carmelitas descalzos) y el Buen Suceso (carmelitas calzados) y monjas de Las Teresas (carmelitas descalzas) y Santa Ana (carmelitas calzadas). Por las collaciones históricas de la Magdalena y San Pedro, de Santa Cruz y San Lorenzo, se mantiene viva la huella. Prendió la semilla que en su día dejaron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, que acudieron a Sevilla a finales del siglo XVI para las fundaciones.

EL Ministerio de Sanidad, que con tanto esmero dirige Salvador Illa, está ultimando el llamado Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por Covid-19. Con esa denominación de origen, podemos esperar cualquier cosa. Me gusta lo de respuesta temprana, teniendo en cuenta que la respuesta anterior fue tardía. No había mascarillas, no había tests, no había respiradores, no había vergüenza. No había nada, ni habían preparado nada, ni tenían la más somera idea de que existía una pandemia circulando desde Wuhan a otros lugares del vasto mundo. Ahora quieren reaccionar temprano. No tan temprano. En estos días vemos que están proliferando los rebrotes verdes. Y, según expertos, faltan rastreadores y control; y en los aeropuertos entró, entró, y no se enteró. En Sevilla, desde hoy, es obligatoria la mascarilla.

POR supuesto que Galicia es diferente a Andalucía y a Sevilla. Tampoco se pueden extrapolar sus resultados al conjunto de España. Recuerden que Manuel Fraga, después de perder todas las elecciones a las que se presentó frente a Felipe González, se reconvirtió en virrey gallego. En Galicia son muy suyos, y se entienden mejor entre ellos. No votan igual que en el País Vasco ni en Cataluña; aunque hablan su propia lengua tanto o más que los otros. En Galicia, además de ganar Feijóo por goleada (dando prioridad a la marca Feijóo sobre la marca PP), resulta que el PSOE ha sido tercero (tras el BNG), y que Unidas Podemos con sus mareas se han quedado como extraparlamentarios. Algunos dicen que el coronavirus no le ha pasado factura al Gobierno. ¿Ah, no? ¿Lo esperaban peor?