EN Sevilla hay un amplio catálogo de edificios abandonados, que de vez en cuando salen del armario del olvido. Ha sido el caso de la Hacienda del Rosario. Hasta fechas recientes sólo era mencionada porque da nombre a una de las zonas residenciales de expansión. A la presentación de la nueva urbanización asistió el alcalde, Juan Espadas. Se supone que contribuirá al crecimiento para superar el listón de los 700.000 habitantes, como Palmas Altas y otros proyectos. Sin embargo, la Hacienda del Rosario propiamente dicha es ese edificio abandonada en el que murió un joven de 16 años, en un accidente, al caer un muro. Es obvio que el abandono y el fácil acceso al lugar han tenido influencia en lo ocurrido, sin entrar en los detalles del siniestro, que están pendientes de la investigación.

EL domingo 23 de febrero (fecha que evoca a Rumasa y a Tejero) es Carnaval en medio mundo. En Cádiz, sin ir más lejos, y en gran parte de Andalucía. Sin embargo, en Sevilla es el día del Maratón. Han organizado uno tal que nos tomen por locos. Estaban inscritas 13.500 criaturas, lo que ya tiene mérito, pues hay que correr 42, 195 kilómetros para llegar a la meta. Pero aquí todo parece poco con tal de atraer turistas asiáticos, y decidieron ampliar el plazo para que se puedan inscribir algunos de los 37.000 maratonianos excluidos en Tokio por el coronavirus. A ver si suspenden en Tokio los Juegos Olímpicos, que para eso tiene Sevilla un estadio puntero, al que Javier Imbroda quiere dar utilidad.

ESTE era un secreto a voces, que lo sabía media Sevilla: van a talar los plátanos de la plaza de San Lorenzo. Lo cuento hoy, que es viernes del Señor y viernes de besamanos de la Soledad, y cuando vengo de escribir un texto sobre Romero Murube. ¿Qué pensaría don Joaquín, al conocer que los plátanos de San Lorenzo serán talados? Tristemente, da igual lo que pensara, pues les han extendido el certificado de defunción. Y se debe añadir, ojo, que no es por un arboricidio mal entendido, no es porque el alcalde Espadas se disfrace de Juan Serrucho, sino que esos árboles ya no tienen remedio.

TANTO ha gustado el Año Murillo que ahora en un año caben tres o cuatro. Se suponía que este sería el Año Magallanes, como han denominado a la conmemoración del 500 aniversario de la primera circunnavegación, a pesar de que no duró un año, sino que salieron de Sevilla el 10 de agosto de 1519 y regresaron 18 marineros al mando de Elcano el 8 de septiembre de 1522. Así que lo del año es por ponerle un nombre. Ahora hemos llegado al Año Bécquer, que es otra impropiedad, ya que van a celebrar el Año de los Bécquer, el poeta Gustavo Adolfo y el pintor Valeriano, cuyos apellidos oficiales eran Domínguez Bastida. Los Bécquer vienen del nombre artístico que adoptó el padre, el también pintor José Domínguez Bécquer, herencia de unos antepasados ricos de origen flamenco que llegaron a Sevilla en el XVI, como tantos. Los dos hermanos del Año Bécquer murieron con tres meses de diferencia (Valeriano en septiembre y Gustavo Adolfo en diciembre, ambos en Madrid), pero sus méritos artísticos no están al mismo nivel.

LA polémica comenzó con un ensayo de Los Panaderos. Según pareció, algunos policías locales confundieron a la parihuela con un camión de reparto. A Juan Carlos Cabrera, en su calidad de responsable municipal del Tráfico y de las Fiestas Mayores, esta bulla le ha pillado de pleno. Por lo que puede darse el caso de que las parihuelas sean reprobadas en los festejos de la Semana de la Movilidad o algo de eso. Conozco a personas que piensan que las parihuelas son peor tratadas que los patinetes eléctricos. A pesar de que las vemos venir, y es poco probable que arrollen a una criatura. Por el contrario, se conocen casos en que un paso ha sido atropellado, como el famoso incidente del tranvía con el paso de palio de la O, en el que resultó herido Salvador Dorado.