LA Sevilla megalómana va por rachas. Aspira a superar los 700.000 habitantes, a sabiendas de que en la realidad tiene más de un millón, si sumamos los del entorno periférico y los turistas que la llenan en su centro histórico. Sevilla es una gran ciudad y no se duda. Pero la megalomanía puede desbordar el desarrollo razonable. El nuevo presidente del Puerto de Sevilla, Rafael Carmona, ha anunciado su voluntad de agilizar los trámites para el gran proyecto de Sevilla Park, en los suelos portuarios del Batán. Cuenta con el compromiso de la nueva consejera de Fomento, Marifrán Carazo (ambos del PP), para desbloquear un proyecto que se había ralentizado, con toda la pinta de seguir el modelo tradicional de mucho hablar y no hacer nada.

LAS últimas encuestas que circulan en Sevilla reafirman lo que ya intuíamos: en estos momentos las elecciones municipales se plantean como un duelo entre el PSOE, encabezado por el alcalde Juan Espadas, y el PP, liderado por Beltrán Pérez. Las candidaturas de  Adelante Sevilla (es decir, la confluencia de Podemos e IU) y Ciudadanos se están desinflando, mientras que Vox también va a menos, porque la tendencia de la derecha es concentrar el voto útil, y porque el planteamiento sevillano del partido de “extrema necesidad” (según lo califica Francisco Serrano) es irrelevante.

Todas las encuestas coinciden en las cuestiones básicas: el PSOE sería el más votado con Juan Espadas, pero sin alcanzar mayoría absoluta, y con la Alcaldía jugándose en una horquilla de uno o dos concejales. Esa igualdad, de por sí, es un llamamiento al voto útil, que es la gran baza de Juan Espadas y de Beltrán Pérez para disputarse entre ambos la Alcaldía.

LAS normas de la ley seca de la Madrugada parecen los preparativos para la tercera guerra mundial. Hay que tener cuidado, todas las precauciones son pocas, pero sin exagerar. Así como quien no quiere la cosa, como sin darnos cuenta, sigue latente el riesgo de convertir el centro de Sevilla en un sambódromo, o en eso que ahora llaman un parque temático, en este caso de la Semana Santa. Entiendo que Juan Carlos Cabrera procede en Fiestas Mayores y en Seguridad con la mejor voluntad, por lo que pueda pasar, pero hay que tener mucho cuidado con las líneas sensibles.

EN Sevilla tú oyes Licitación de la Gavidia y te suena a una nueva marcha. Del tirón piensas en Abel Moreno, al que le encargan marchas hasta en Galicia, o en Manuel Marvizón, que durante unas semanas ejerce de consorte de la pregonera Charo Padilla. Pero Licitación de la Gavidia no es una marcha, que sonaría fúnebre y lenta, muy lenta. Por el contrario, la licitación de la Gavidia es lo que aprobó ayer la Junta de Gobierno Local, tras la decisión de recalificarla, que ya había aprobado un pleno.

SE ha abierto un debate sobre la utilidad del tranvía, después del frenazo que le dieron al proyecto del alcalde Espadas para ampliarlo desde la estación de San Bernardo hasta Santa Justa. En cuanto a la frustrada ampliación, se debe recordar que no ha sido cuestionado sólo por las derechas (como ahora dicen) del PP y Ciudadanos. No ha sido una ocurrencia de Beltrán Pérez, sino que también las izquierdas ecologistas estaban en contra y calificaron el proyecto de arboricida. La ampliación es un gasto innecesario, porque ese trayecto se puede cubrir ya en tren de Cercanías, además del autobús de Tussam, y se debería reconducir con la ampliación del Metro, que ya llega a San Bernardo. Pero se cuestiona también la utilidad del tranvía que existe.