SIEMPRE tuvo el andalucismo algo de quijotesco. Era como luchar contra los molinos de viento, sabiendo que se darían el batacazo antes o después. En la ensoñación, vivían éxitos efímeros, como los de Luis Uruñuela o Alejandro Rojas-Marcos, que al final se estrellaban contra los molinos del PSOE y del PP. Incluso Pedro Pacheco, que había montado su reino de taifas en Jerez, se estrelló contra la Justicia, y ha sido duramente castigado entre la indiferencia general. Una de las últimas supervivientes de aquel PA, en el cambio de milenio, fue Pilar González, que llegó a Sevilla desde Extremadura, como los conquistadores. Ahora se plantea en Dos Hermanas, donde reside, el reto colosal de jubilar a Francisco Toscano, que es alcalde desde 1983.

UN acto como la inauguración de la nueva calle Cardenal Carlos Amigo sólo es posible en Sevilla. “¡Y qué calle!”, como reconoció el cardenal. La calle es un altísimo honor. No sólo porque pasen por ella más del 70% de las cofradías, según dijo el alcalde, Juan Espadas. Sobre todo es un lugar de privilegio porque está en el corazón de la ciudad y  su religiosidad, a los pies de la Giralda, en un costado del Palacio Arzobispal. Es un tramo que pertenecía a la ya recortada calle de Placentines, en la esquina conocida como Matacanónigos, por sus aires traicioneros. Ayer, en una mañana de primavera espléndida, le fue dedicada Matacanónigos a un cardenal, que estaba allí, como testigo, con alegría y gratitud.

URBANISMO ya ha concedido el permiso para iniciar las obras del aparcamiento junto al puente de Los Remedios. Un proyecto que se completará con los jardines previstos y el mirador. Cuando se presentó la propuesta de Jardín de las Cigarreras S.L. quedó una duda. ¿Era un parking con un jardín? ¿O era un jardín con un parking? Ni que decir tiene que el gobierno municipal de Espadas, por la pusilanimidad predominante, prefiere verlo como una zona verde, debajo de la cual se puede aparcar. Pero el orden de los factores ha puesto la realidad sobre la mesa. El nuevo parking subterráneo de Los Remedios estará inaugurado para la Feria de 2020.

ES impopular y molesto reconocerlo, pero la coincidencia de la campaña electoral con la Semana Santa le añade un riesgo innecesario. Se ha enfocado este asunto desde un punto de vista estrictamente político. A Pedro Sánchez le convenía que no coincidieran las elecciones generales con las europeas y municipales de mayo. A los barones socialistas y a los alcaldes como Juan Espadas tampoco les interesaba que el debate del procés y de otros temas nacionales apartara la visión de la problemática local. Sin embargo, a Sevilla, donde la Semana Santa es un acontecimiento que transforma la ciudad, la coincidencia le resulta nefasta. Por mucho que algunos partidos, como el PP, digan que no harán campaña esos días, es una realidad que está ahí.

EL vicepresidente de la Junta y superconsejero, Juan Marín, dijo ayer que van a consensuar la Ciudad de la Justicia, aunque dejó claro que la decisión depende de ellos. La propuesta pasa por construirla en Palmas Altas, porque es lo más barato, y les permitirá ahorrarse cinco millones en alquileres. Aunque no sea lo más bueno ni lo más bonito, según los jueces, fiscales, abogados, procuradores y principales afectados, que no la quieren allí, ni separada de la Audiencia. Es decir que mayormente la quieren en el Prado o sus cercanías, donde la Junta no lo estima oportuno.