AL final resultará que lo importante no era la Cumbre Mundial del Turismo, la famosa WTTC de 2019, sino la visita de Barack Obama. Decían: “Por fin”. Y era como quitarse un peso de encima, un resoplido de alivio. A saber lo que hubiera sido de Sevilla si Obama no viene nunca. Admirando las imágenes de la visita, se entiende que todos se han quedado a gusto, y cumplieron el ritual. Igual que los niños quieren una foto junto a Messi, los políticos querían una foto junto a Obama. Algunos han quedado cumplidos y satisfechos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente de la Junta, Juanma Moreno; el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, han conseguido una foto con el gran Obama. También el chef del Bache de San Pedro, Alejandro Alcántara. Cada uno en lo suyo.

EN estos días se está celebrando en Sevilla la mayor Cumbre Mundial del Turismo en los últimos 19 años. Y con Barack Obama, e incluso con Pedro Sánchez, por si no se habían enterado. En los 19 años del siglo XXI, las principales aportaciones históricas legadas por Sevilla a su patrimonio son las Setas, la Torre Pelli y puede que el Lagoh. Nada que ver con los cinco siglos anteriores. Las Setas se ha convertido en el meeting point de la ciudad. Antes (o sea, cuando los autobuses de Tussam llegaban a la Plaza Nueva) la gente se citaba en la puerta del Ayuntamiento. Pero ahora nos vemos en las Setas. Pues bien, en estos días se ha sabido que los turistas pagarán las visitas gratuitas de los sevillanos al mirador.

EL problema de que Barack Obama venga a Sevilla es que él mismo, por sí, todo lo eclipsa. Viene a una Cumbre Mundial del Turismo, la gran reunión de los 2.000 millones de euros que va a dejar la WTTC en Sevilla (eso dicen), pero no se habla nada más que de Obama. ¡Por fin viene! Sí, sí, sí, Obama ya está aquí. ¿Y saben por qué? Porque es el presidente de los EEUU favorito para todo el mundo fuera de los EEUU. Allí ganó Donald Trump las últimas elecciones, con aquella gente, y todo se le discute. Se le contrapone a Obama, aquel Barack, que jamás se apartaba de lo políticamente correcto, que era el más demócrata de los demócratas. Son como la noche y el día. Uno moreno y el otro rubio, pero reteñido.

LA cumbre mundial del turismo, la WTTC de 2019, es la locura. Sevilla ha tomado el testigo de Buenos Aires. Según las previsiones municipales aspira a obtener 1.700 millones de euros gracias al evento. Para empezar, en torno a 3,5 millones de euros en gastos directos de los 1.500 congresistas. Han colocado banderolas en las farolas, como si fuera una ópera de Tosca en el Teatro de la Maestranza. Por fin, se anuncia el momento de la llegada de Barack Obama, que viene mañana, como Pedro Sánchez. Aquí está Sevilla, al sur de Europa, cerca de África, por si no se habían enterado. Por aquí pasaron Magallanes y Elcano, cuando la vuelta al mundo. Pero ahora no van a dar la vuelta al mundo, sino que el mundo viene de vuelta a Sevilla, a descubrirla.

ES una pena que la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla no salga el próximo Domingo de Ramos, detrás de la Virgen de la Amargura, para conmemorar el centenario de la marcha de Font de Anta. La ocasión de los 100 años de Amarguras bien que lo hubiera merecido, con todos los respetos por la banda de música del Carmen de Salteras, que este año se incorpora a la cofradía de San Juan de la Palma. Era una ocasión excepcional. Las circunstancias no lo han permitido. Esto también nos debe llevar a la reflexión sobre el futuro de la Municipal, en la que su director, Francisco Javier Gutiérrez Juan, está realizando una labor abnegada, yo diría que casi heroica, con incomprensiones a su alrededor.