EL presupuesto municipal de 2019 para Sevilla es como la cuadratura del círculo. Puede que también sea como una partida de ajedrez político, en la que todos los grupos municipales mueven las piezas tras reflexiones y dudas. Por una parte, el alcalde, Juan Espadas, está intentando que se los aprueben sí o sí, mediante el ardid de la abstención forzada. Pero ni PP ni Ciudadanos por una parte, ni Participa ni IU por la otra, están dispuestos a darle un cheque en blanco, por la cara, para sus cuentas. Es decir, que sin una negociación, y sin compromisos concretos, no les va a dar coba otra vez. Pues tanto PP como Ciudadanos afirman que el alcalde ha incumplido muchos de los acuerdos pactados en 2018.

HOY comienza la temporada de movilizaciones en Sevilla contra el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía, que presidirá Juanma Moreno, del PP, y vicepresidirá Juan Marín, de Ciudadanos. Espero que quienes se quejan por el trabajo que dan las procesiones y cruces de mayo infantiles a la Policía Local digan lo mismo, ante el aluvión de concentraciones innecesarias que van a organizar la extrema izquierda y la izquierda asimilada. Puede que alguna no tan pacífica, según los antecedentes. Unas movilizaciones para “combatir a la derecha que ha blanqueado y dado protagonismo en las instituciones al franquismo político”, según dice Susana Díaz en una carta. Unas movilizaciones que confirman que el PSOE sale al monte cuando le conviene. Quizá porque perder 660 puestos de trabajo (y algunos más que pueden caer) es demasiado sin tenerlo previsto.

A la gran mayoría de los sevillanos no les importa  que haya huelgas en el Metro, porque no lo utilizan a diario. Esto se nota en los paros que están llevando a cabo los trabajadores. La empresa no les hace caso y el público no se molesta lo suficiente. De modo que es una huelga estéril, con más ruido que consecuencias. Decir que el Metro de Sevilla está en huelga parece de humor negro. Porque sólo existe la línea 1, y los usuarios están resignados a que apenas lo pueden utilizar para unos trayectos demasiado limitados. Si vas a viajar desde Nervión a Mairena del Aljarafe es estupendo. Pero si te vas a desplazar desde Pino Montano a Los Bermejales hay que utilizar la línea 3… del autobús de Tussam.

EN estos días fríos de enero, cuando las calles están regulín  para las rebajas y los descensos térmicos vespertinos nos convierten en fugitivos de la ciudad, tiemblan los cajones de la Junta de Andalucía. Se han quedado vacíos, como el Metro un jueves de huelga. Con cuánta razón lo escribió Bécquer, que nació en el barrio de San Lorenzo: “¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!”. Pues más solo se queda el cajón de un viceconsejero o de un director general. No hay mal que más de 40 años dure, ni cajones que lo resistan. Lo mismo que se cuenta ahora, se decía del régimen de Franco, que duró 40 años, aunque algunos los confunden con 40 siglos para vivir de la memoria. Por eso digo que en estos días la gente se distrae, a ver qué pasa.

EN Andalucía ha ocurrido algo muy importante, insólito en la historia de España. Es una sucesión de prodigios sin precedentes. Lo nunca visto desde la Reconquista. ¡Anda, lo que se ha formado en Andalucía! Es lo que dicen en el resto de España, incluso en Madrid, donde todos se están frotando las manos: Pablo Casado, Albert Rivera, Santi Abascal… y Pedro Sánchez. Por el contrario, Pablo Iglesias está más ausente, no se sabe si descansando en el chalé después de las vacaciones. Y lo que ha pasado es muy gordo, como digo, pero no ha sido sólo que el PSOE pierda por vez primera desde que existe la comunidad autónoma de Andalucía. ¿Autónoma? Sí, autónoma, y con un Estatuto suyo copiado del catalán, que de eso no se han enterado los de Vox.