EN estos días todo el mundo aporta su opinión sobre el denominado estadio olímpico de Sevilla, oficialmente estadio de La Cartuja. Por lo común, para decir que fue un despilfarro y una estupidez, y que no ha servido para nada. A pesar de todo lo que se ha visto allí. Al cumplirse en 2019 los 20 años de su inauguración, vuelve a la actualidad. Como yo lo viví de cerca, aprovecho para apuntar que el estadio soporta tantas críticas por un sencillo motivo: es uno, pero no dos. Es decir, que para haber triunfado por todo lo alto, con Juegos Olímpicos o sin ellos, debieron construir dos estadios, para regalar uno al Betis y otro al Sevilla.

VIENDO lo que ha montado Pedro Sánchez con el Consejo de Ministros en Barcelona, se entiende que lo de Sevilla fue una tristeza. Aquí organizó un Consejillo. Para colmo, les llovió. Y se hicieron la foto de mala manera, resguardados en la parte menos bonita de la plaza de España. Las medidas que adoptaron fueron de ya te veré, ni fu ni fa. La gente, que es ocurrente, esperaba un plan de choque. Confiaban en que dijera: vamos a construir tres líneas del Metro, vamos a hacer los túneles de la SE-40, vamos a inaugurar un tren al aeropuerto mucho antes de lo que esperan, como en Málaga y en Jerez... Cosas así. Pero no coló. Le echaron las culpas a la precampaña. Nada de electoralismos, no podemos. Ayudas para las inundaciones. Y, para colmo, les llueve ese día, insisto. ¡Vaya gafe!

AL tranvía de Juan  Espadas le han dado un buen frenazo. Toda la oposición en bloque (es decir, el PP, Ciudadanos y los adelantados de Participa e IU) han votado en contra, por lo que el Consejo de Gobierno de la Gerencia de Urbanismo no propondrá al pleno la aprobación del plan especial del Metrocentro para ampliarlo hasta Santa Justa. La decisión es coherente con lo que piensa la oposición. Beltrán Pérez apuntó que lo más importante es el Metro, por lo que ese tranvía sería innecesario. En semejante línea está Ciudadanos, que lo puede impulsar desde la Junta en unión de los populares. La extrema izquierda también se había opuesto; en su caso por motivos ecológicos y por amor a los árboles que serían apeados. Pero esta decisión confirma  algo que puede ser trascendental en los próximos meses: la oposición está dispuesta a oponerse a casi todo. A que al final se note la minoría de Juan Espadas.

EL presupuesto municipal de 2019 para Sevilla deberá negociarlo el alcalde, Juan Espadas, con la extrema izquierda de Participa y con Izquierda Unida, o no será posible aprobarlo. A diferencia de lo ocurrido con el de 2018, cuando el PP y Ciudadanos apostaron por la institucionalidad constitucional, y por permitir unas cuentas que reclamaban las fuerzas vivas sevillanas, singularmente los empresarios. Beltrán Pérez, después del 2 de diciembre, ha entendido el mensaje. Si quiere apurar sus opciones de ser alcalde, debe erosionar la imagen moderada y centrista que cultiva Juan Espadas. Sabe que le haría un gran servicio a la causa del PSOE si facilita la aprobación del presupuesto. Pero no tanto a Sevilla, ya que el alcalde que tome posesión en junio aún tiene tiempo para aprobarlo.

NO se le puede negar al alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, que es un artista de la política. Por eso, está al frente (popular) del municipio nazareno desde hace 35 años. Récord importante, porque ha sobrevivido a pesar del crecimiento urbanístico que ha fomentado en Dos Hermanas. Pero, además, ha sabido navegar en las enturbiadas aguas de los mares del PSOE, siempre intuyendo los vientos favorables. Anticipándose a las maniobras. Apostó por Pedro Sánchez cuando lo habían tirado al cubo de la basura política. Y fue de los primeros que apoyó un pacto con Podemos para reconquistar la Moncloa. Por eso, su voz merece ser escuchada, incluso cuando se muestra comprensivo con los de Vox. Algunos de los cuales a veces lo votaron a él en Dos Hermanas.