HEMOS llegado a la jornada de reflexión y ya es Navidad en Sevilla. Ha sido un éxito que la iluminación de las calles (esa prueba del alumbrado bis) coincidiera con la última noche de la campaña. Mientras Susana Díaz, Juanma Moreno, Juan Marín y Teresa Rodríguez apuraban las últimas horas y se recuperaban de la plasta del último debate, el séquito municipal recorría las calles, como heraldos de la Navidad. Todos los años iluminan más calles que nunca. Este año son 227 plazas y calles de la ciudad con iluminación especial. ¡Qué diferencia con otros tiempos! Hoy lo mismo se coloca un árbol navideño municipal en la plaza de Cuba que en el Polígono Sur.

LO mejor y más fuerte se ha dejado para el final, como en una traca de fuegos artificiales. El Año Murillo tiene un colofón potente, con la que ha sido anunciada como su gran exposición. Se denomina Murillo IV Centenario (con lo que se deja claro su valor emblemático) y fue inaugurada ayer. Hasta marzo de 2019 se podrá visitar la  exposición antológica de las conmemoraciones murillescas. Ese valor esencial, ese cartel de que es la mejor exposición entre todas las de Murillo, lo han recordado el alcalde, Juan  Espadas; el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, y la directora del Museo de Bellas Artes, Valme Muñoz. Pero se sabía desde que anunciaron el programa del Año Murillo. Al final, llegaría lo mejor.

EL populismo de derechas coincide con el de izquierdas en las payasadas de algunos de sus grupos. Sin embargo, en la extrema izquierda parece que han cambiado la estrategia. Los concejales de Participa Sevilla empezaron colocando colgaduras en sus bancadas municipales. Después han enviado manifestantes a la Plaza Nueva, pero dentro de un orden. Por el extremo derecho había tranquilidad. Ayer, en este final de campaña, un grupo de militantes de Vox apareció ante los Juzgados del Prado con banderas de España (constitucionales) y con bandejas de chorizos y barras de pan. Para recibir a Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Magdalena Álvarez bajo el lema “No hay pan para tanto chorizo”.

EL pasado domingo ingresó en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras el notario Pablo Gutiérrez-Álviz y Conradi, Como dicen los futbolistas cracks, cuando fichan por un club grande, cumplió la ilusión de su vida. Pablo recordó que su padre, Faustino Gutiérrez-Álviz y Armario (que fue miembro de la Academia desde 1952 hasta su fallecimiento en 2006) lo engendró cuando ya era académico. De modo que tiene el ADN; o la herencia, que es más propio de un notario como él. Buenas Letras es la academia de su vida desde pequeñito, cuando a lo mejor ya soñaba con el discurso de ingreso que pronunciaría algún día. 

ALGUNOS filósofos contemporáneos, como Jorge Valdano, sostienen que el fútbol es un reflejo de la sociedad. En Madrid y otras provincias confunden al Real Madrid con el equipo de España. En Barcelona y otras provincias catalanas dicen que el Barça es más que un club, con lo que quedó proclamado como un símbolo del nacionalismo. ¿Y los demás qué? También existen. Por eso, es curioso que se llegue al final de la campaña de las elecciones de Andalucía con el Sevilla FC como líder. Es un acontecimiento. Han transcurrido más de tres meses desde que empezó la Liga, y se acerca el tiempo de los polvorones, la pesadilla del entrenador. Lopetegui ya hizo las maletas en el campeón de Europa. Los tiempos están cambiando una barbaridad.