EN este país van como locos. Lo mismo te dicen blanco que negro, lo mismo apoyan una cosa que la contraria, lo mismo te tumban unos presupuestos que se los apropian, y lo mismo les da tener unos amigos que otros, si ya no se sabe quiénes son de los suyos. Y, a la hora de dimitir, ya lo ves: estaba todo el mundo esperando a que dimitiera Rajoy. Y dimitió... ¡Zidane! Así nos va. Después de ganar 13 Copas de Europa hay que ver la mala suerte que han tenido. El MVP de la final, que fue Bale, dice que se quiere ir. El CR7, que no había marcado en la final, el pobre mío, antes de festejar el título ya está diciendo “fue muy bonito jugar aquí” y vámonos que nos vamos. Y el entrenador de los últimos éxitos, Zinedine Zidane, dimite sin avisar a nadie. Menos mal que ganaron, porque si llegan a perder, y después del papelón que hicieron en la Liga, a 17 puntos del campeón, ni te cuento.

EL trueque cultural que han acordado entre el Ayuntamiento y la Universidad (para intercambiar el edificio del Centro Cultural Reina Sofía por el Rectorado de la calle Ancha) no es una gran operación para la ciudad de Cádiz. Es una gran operación para la Universidad. Hay que felicitar al rector, Eduardo González Mazo, que ha sido el listo en este trasiego. Y, además, cuando deje el cargo, se podrá destacar que aportó cosas útiles para su institución, a diferencia de otros. En esta operación excuso decir quién se parece al tontito del tocomocho. Pero tampoco hay que exagerar. La política cultural en Cádiz era, es y será mediocre, porque no hay dinero y escasean las ideas.

EL premio Baluarte del Carnaval se ha convertido en el Óscar de esta fiesta Ya hay 20 galardonados. El primero fue Enrique Villegas. El último (hasta ahora) Antonio Martínez Ares, que ayer lo recibió en el Palacio de Congresos. Por medio, están 18 carnavaleros de prestigio, en su mayoría autores. No sé si los más importantes, pero puede que sí, a pesar de que hay ausencias notables, porque sólo se concede una vez al año y no ha dado tiempo de reconocer a todos los que se lo merecerían. Al ser un premio de trayectoria, todavía no ha alcanzado a la generación del siglo XXI. Tampoco es un premio de viejas glorias y gori goris, porque la mayoría siguen vivitos, coleando, con una buena parte en activo, y que sea por muchos años.

ATRAVESAMOS la vorágine del caso Gürtel, la moción de censura de Pedro el impaciente, el chalé de Pablo avalado por la militancia ya no tan indignada de Podemos, la euforia epistolar del alcalde de Cádiz que escribe en su pisito viñero, así como otras cuestiones trascendentales. Pero no se deben olvidar ciertos asuntos que reflejan el despiste existente en nuestra ciudad y nuestra provincia. Por ejemplo: la mesa redonda que organizó el Ateneo de Cádiz para tratar sobre el Área Metropolitana, donde cuatro alcaldes le dieron el descabello sin inmutarse.

QUEJARSE es gratis. Pero, a veces, hay que pararse a pensar en algo más que chalé o pisito. En Cádiz se empezó a reclamar el AVE antes de 1992, cuando Felipe González facilitó que llegara a Sevilla. Hoy, cuando han pasado más de 25 años, nos seguimos quejando. Existe un tren Alvia que ha recortado el viaje entre Cádiz y Madrid hasta el entorno de las cuatro horas, aunque sigue sin circular “un AVE como el de Sevilla”. Cuando Chaves y Teófila discutían en el Parlamento de Andalucía se llegó a hablar de alta velocidad (o sea el AVE) y velocidad alta (lo que existe con el Alvia), pero hay que tener en cuenta las circunstancias. Esta provincia (y sobre todo esta Bahía) es como es. Y es incompatible con la alta velocidad moderna. La culpa de eso no la tiene el ministro Íñigo de la Serna, sino el localismo provincial.