HA resultado enigmático el voto de Ciudadanos a los presupuestos municipales de Cádiz. Hasta el punto de que lo están aireando en otros lugares de España. ¿Qué hace Ciudadanos votando las cuentas de la izquierda? ¿Acaso están ensayando un giro? Albert Rivera se encuentra en el punto más bajo de su relación con Pablo Iglesias, que le ha dado un cobazo enorme, amagando con apoyar una segunda moción instrumental, para así conseguir que el PNV votara a Sánchez y se ahorrara las elecciones. Una jugada maquiavélica de tocomocho, que le salió perfecta a Pablo, a mayor gloria de Pedro, y dejando a Albert con eso mismo al aire. En el caso de Cádiz, lo más raro es que los votos de Ciudadanos no hacían falta para aprobar los presupuestos. Han sido por gusto.

HA manejado tanto los tiempos que al final le han sobrado cinco días. Los días que ha tardado en decir que se va. Era demasiado tarde. Pudo dimitir el jueves o el viernes de la semana pasada, y ahora estaríamos comentando otras historias. La primera y principal para él es que se habría ahorrado asistir a la toma de posesión de Pedro Sánchez. Dicen que Rajoy no dimitió como presidente del Gobierno (en cuyo caso se hubiera cancelado automáticamente la moción de censura), porque pensaba que Sánchez sería investido de todos modos, porque otro candidato del PP tampoco tendría apoyos. Todos los periódicos, y todas las encuestas, pedían elecciones ya, un habla, pueblo, habla. Pero el único interesado era Albert Rivera, que se había creído las encuestas. Los demás también las creyeron, y por eso no quieren pasar por las urnas a corto plazo.

UNOS ven el vaso medio lleno y otros lo ven medio vacío, se suele decir en el tópico. Algo parecido pasa en los muelles de Cádiz. Unos días aparece con dos, tres, cuatro o hasta cinco cruceros; o bien con otros barcos de Canarias, o de donde sea, que pasaban por allí. Sin embargo, también hay momentos en los que aparece vacío. Y esos momentos son aterradores. Sucedió en la mañana del Corpus, cuando pasaba el Santísimo por la plaza de San Juan de Dios, con la tribuna de Moret abarrotada de gente que no respeta al prócer gaditano y se le suben a las narices. Al fondo, el Puerto sin grandes barcos. Y detrás de la Custodia, no había marineros, como en tiempos pasados.  Otro símbolo chungo de los tiempos.

EL Corpus es una fiesta religiosa católica, pero era también una fiesta cívica. Sigue siendo un buen barómetro para tomar el pulso a la ciudad. Porque, de algún modo, refleja el estado de sus hermandades, de la sociedad civil, de las representaciones institucionales, del clero y de las autoridades. En ese sentido, el Corpus de Cádiz ha decaído, si se compara con los de Toledo, Sevilla o Granada, con los que antaño rivalizaba en esplendor. Me estoy refiriendo a otras ciudades españolas (no de marcianos), que se rigen por las mismas leyes y costumbres, y hasta por los mismos partidos políticos, que se comportan en Cádiz de diferente modo.

DESPUÉS de la moción ha sido elegido presidente Pedro Sánchez, y nadie sabe lo que va a pasar en España. Pero atención a las jugadas, que eso puede llegar hasta el último rincón; o sea, a Cádiz. A partir de la toma de posesión del presidente y sus nuevos ministros cambiará la política municipal. Por ejemplo, no podrán decir que las playas no se arreglan por diferencias de criterios entre Costas y la Junta, ya que ambos organismos estarán gestionados por el PSOE. Y dándose la circunstancia de que el líder del PSOE gaditano, Fran González, es del mismo sector que el nuevo presidente del Gobierno. No es como los susanistas, sino uno de los fieles. Igual que Rafael y José María Román. ¿Les tocará algo en el reparto?