EL Ayuntamiento de Cádiz ha aprobado nueve calles nuevas. Con demasiado secretismo, sin darle el realce que merecerían los distinguidos . Es el caso del imaginero Miguel Láinez Capote, que tendrá por fin su calle, según dio a conocer el Consejo Local de Hermandades y Cofradías. Otra calle aprobada es la plazoleta Canal de Ponce, en recuerdo y homenaje a Francisco Ponce Cordones, que fue su descubridor. También han dedicado tres plazas: a Pedro Payán, La Roldana y Enrique Blanco, igualmente unos jardines a Pilar Paz y a las víctimas de la Taliomida, así como una calle a Milagros Rendón y un pasaje a  Inocencio Gómez.

COMO estamos en Cuaresma, algunos demagogos quieren que sea la última cena de la Junta. Pero hay que gobernar sin complejos. Potenciar la gastronomía, que es un reclamo turístico. Por eso, me ha parecido muy bien el comportamiento del nuevo gobierno andaluz. Era la víspera de celebrar la primera reunión fuera del palacio de San Telmo, en la provincia de Cádiz, y más concretamente en Sanlúcar de Barrameda, la patria chica del vicepresidente Juan Marín. ¿No decían que el clan de la Manzanilla manda en Ciudadanos? ¿Y qué hicieron? Pues organizar una cena en Casa Bigote. Si vas a Sanlúcar, lo suyo es eso, no vas a ir a una hamburguesería, como otros que yo me sé. ¿Qué dirían entonces en Bajo de Guía?

EL presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó el Valle de los Caídos el pasado lunes, pero ha tenido escasa repercusión mediática. Al menos, en el resto de España. Porque el Valle de los Caídos que visitó Pedro Sánchez no fue el que todavía acoge los restos de Franco, sino el de Cádiz. Como algunos gaditanos saben, está en el ECCO, el espacio municipal del arte contemporáneo, y es obra del dúo Costus, formado por los malogrados pintores Enrique Naya y Juan Carrero. Este Valle de los Caídos también debería ser emblemático, un lugar de culto de la movida puretona de toda España. Pero tiene la mala suerte de estar en Cádiz, a donde vino en tiempos de Teófila, en un ataque de posmodernidad. Y Cádiz, ya se sabe, es una ciudad que sólo existe para el cachondeo.

EN los desayunos de ayer no se hablaba de otra cosa. Bueno, del levante joío también se hablaba. Pero la gente con formación sabe que aquí ya soplaba el levante cuando vivían los fenicios. Esa gente leía la sentencia del Tribunal Supremo sobre la declaración de Cádiz como Zona de Gran Afluencia Turística. En el Supremo consideran que está injustificada, y que la petición del Ayuntamiento era una chapuza, otra más. Esto no lo han dicho así, sino que lo han demostrado. Pero, en fin, ¿en qué mundo viven? ¿No hay afluencia turística? Han venido a Cádiz, en menos de una semana,  Albert Rivera, Pedro Sánchez, Pablo Casado y el ministro Fernando Grande-Marlaska. Todos venían de turismo político, aunque unos pasearon más que otros.

LA Zona Franca de Cádiz ha cumplido 90 años. El mismo día que lo celebraron, el lunes pasado, estuvo en la ciudad de visita institucional el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no se dignó pasarse por el Palacio de Congresos, donde acudieron los delegados de las  zonas francas de España. Con ese detallito ya se vio la importancia que concede el Estado a su Zona Franca de Cádiz. Tampoco vino ningún ministro, a pesar de que intentaron la presencia de María Jesús Montero, titular de Hacienda. Así que todo el espectáculo de la I+D+i, de los robots, del futurismo y de todo eso que presentaron ha quedado ensombrecido por la indiferencia política, en un ente cuyos responsables están puestos por el partido que manda.