EN Sevilla se hace casi todo a lo grande. O no se hace. El Corpus, como la Semana Santa, se hace a lo grande. Y las obras del Metro, como no hay capillitas del Metro, pues no se hacen. La gente suele decir que deberían limitar el número de nazarenos y que deberían reducir las representaciones de cofrades en el Corpus. A veces también se dice que hay más personas dentro de la procesión que viéndola. Pero eso, que parece una exageración, no es cierto. Hay más personas viéndola. Porque los primeros que participan en la procesión entran antes de que salgan los últimos, y después se van a verlos Este año, sin embargo, se ha suspendido la salida por el riesgo de lluvia y se hará procesión claustral. Aparte de la suspensión, hay más curiosidades.

ESTAMOS viviendo estos días una santa semana eucarística. ¿Y eso qué es?, dirán algunos. Pues una semana en la que no sólo saldrá la procesión del Corpus de la Catedral, en su fecha del jueves, si el tiempo no lo impide. Sino que desde el domingo 4 de junio al domingo 11 de junio salen en Sevilla 20 procesiones eucarísticas organizadas por hermandades sacramentales, la mayoría en colaboración con sus parroquias. Además de la que saldrá de la Catedral mañana, que es la oficial del Corpus y organiza el Cabildo. Sin embargo, los mismos que critican la masificación de la Semana Santa suelen decir las procesiones eucarísticas están en decadencia, y suponen que las están suspendiendo porque en dos no había enfermos e impedidos. Pero no es así. Procesiones hay. Lo que sucede es que quienes se lamentan no las ven.

SE suele decir que Sevilla es una ciudad dual. O que hay dos Sevillas. Como la del Sevilla FC y la del Real Betis. Eso se nota más en días como hoy, tras la final de la Europa League. Sin embargo, para votar en unas elecciones municipales, hay tres Sevillas. Hasta 2007 eran la Sevilla del PSOE, la Sevilla del PP y la Sevilla del PA. Se turnaron en la Alcaldía, según los pactos. Sin embargo, ahora, las tres Sevillas son: la que vota al PP, la que vota al PSOE y la que cambia el voto para quitar y poner los alcaldes. Y ahora, tras la entrada de José Luis Sanz en la Alcaldía, Sevilla está a la espera de una conjunción astral.

A José Luis Sanz le está pasando lo mismo que a Juan Espadas en 2015, pero al revés. La gente decía entonces: “no ha ganado el PSOE, ha perdido el PP”. Y se atribuía la derrota de los populares a que Zoido había dilapidado su gran victoria de 2011 y a que Rajoy no paraba de recortar en la Moncloa. El domingo la gente decía: “no ha ganado el PP, ha perdido el PSOE”. Y se atribuía la derrota no al pobre Muñoz (que se quedó arrastrado por el tsunami), sino a la espantá de Juan Espadas, que renunció a la Alcaldía; y a las genialidades de Pedro Sánchez, que cuantas más paridas promete más indignación provoca. Ya nadie habla de Doñana, ¿verdad? ¿Vieron los resultados en Huelva y su provincia la noche del Rocío? Es que no aprenden. Pero José Luis Sanz sí que ha aprendido y tuvo la flor en su sitio el 28-M.

LA imagen pública de los candidatos puede ser decisiva en unas elecciones municipales reñidas, como serán las de Sevilla. En eso, la percepción dice que Antonio Muñoz lleva ventaja sobre José Luis Sanz. Y no se sabe por qué. Muchos sevillanos creen que Muñoz ha vivido aquí toda su vida y que Sanz es un alcalde de Tomares desplazado a Sevilla. Puestos a nacer, que depende de la cigüeña, resulta que el candidato del PSOE nació en La Rinconada, donde empezó su carrera política, y que el candidato del PP nació en Sevilla, y que su familia es muy conocida en la Alfalfa. Siempre puntualizando que La Rinconada no está en Finisterre, ni Tomares en la Costa Brava, y que los sevillanos nacen donde les sale de los co..., como diría Antonio Burgos.