AL llegar a la Catedral, el Señor se encontró con un amanecer de color celeste pálido. Un cielo que parecía la capa de la Purísima, en esa mañana del 8 de diciembre. Dentro de la Catedral, iba a ocurrir algo inimaginable en los mejores sueños. El Señor se detuvo ante el Cristo de San Agustín, que reproduce una de las devociones más antiguas de Sevilla. ¿Cuántos moribundos le rezarían a la antigua imagen en otros siglos? El Señor se quedó, poco después, ante la Virgen del Socorro, la Madre del Crucificado del Amor, que fue tallado por las mismas manos de Juan de Mesa. El Señor, cuando llegó a la altura del altar de plata, se volvió frente a la Virgen de los Reyes. Era una mañana fría. Ahí latía el recuerdo de una madrugada fría, en la Catedral a oscuras, cuando el monumento con el Santísimo brillaba en la Capilla Real, y el Gran Poder de Dios pasaba ante la Reina de los Reyes.

DESPUÉS de anunciar desde antes del verano que la ocupación hotelera estaría a tope en Sevilla durante el puente de la Inmaculada, ahora resulta que hay plazas libres. Y eso nos puede llevar a conclusiones equivocadas. Para empezar no significa que vayan a acudir a Sevilla menos personas de las previstas, sino que probablemente habrá muchos visitantes de un día, que llegarán para la procesión desde la provincia de Sevilla y las demás de Andalucía, así como Extremadura y otros lugares de España. Y eso, unido a diversos factores, ha podido espantar a algunos turistas y han renunciado a venir.

LOS dulces de las monjas de los conventos de clausura vuelven al Alcázar un año más. Se cumple la edición número 40. Fue inaugurada ayer para que la venta se realice del 3 al 6 de diciembre. Así no coincidirá con la procesión del II Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías, aunque sí con las sesiones, que se celebrarán a partir de hoy en la Catedral. La venta de los dulces de las monjas en el Alcázar es uno de los alicientes para los sevillanos y los turistas que vienen todos los años en el puente de la Inmaculada. Para las monjas representa una importante aportación económica. Sin embargo, los gastos en los conventos son cada vez mayores, y esas ventas no les dan para vivir todo el año.

HA sido estupendo que los Reyes de España entregaran ayer una de las Medallas de las Bellas Artes al Gremio de Arte Sacro. La recibió su presidente, Francisco Carrera Paquili.Y, además del reconocimiento que supone para el Arte Sacro, lo es también para el esfuerzo de Paquili, que es un auténtico fatiga en la defensa de esos artesanos que merecen ser considerados artistas, como los de las Bellas Artes, cuya medalla ya tienen. Como suele pasar en estos premios, los políticos han tenido muy buenas palabras. Y por ello me parece oportuno recordar algunas luces y sombras del arte sacro de nuestra tierra.

EN estos días de finales de noviembre era costumbre que se organizara la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla en la plaza Nueva, que se prolongaba hasta el puente de la Inmaculada inclusive. Este año cambió de fechas y se adelantó. Se organizó desde el 27 de septiembre al 20 de octubre. No coincidirá con el II Congreso Internacional de Hermandades. También cambió de escenario, aunque cercano, ya que pasó desde la plaza Nueva a la de San Francisco. En esta plaza ya había estado antes. En San Francisco quedó recogida y como en casa. En San Francisco soportó algunos chaparrones, como es tradicional costumbre.