LA gente inteligente, que está en la playa tomando el sol, con la debida protección, quiere elecciones ya. Eso es lo que piensan algunos políticos. Las elecciones por excelencia son las generales, en las que se espera mandar fuera de la Moncloa a su divina majestad. Pero esas son difíciles de conseguir. Y las municipales son de fecha fija: en 2027. Así las cosas, la gente se conforma con elecciones en su hermandad, o en su comunidad de vecinos. Y así estamos, cuando se ha empezado a hablar de otra posibilidad: ¿y por qué no convocar las elecciones adelantadas en Andalucía?

LA solución pasa por Junts, ya que el problema se creó con Junts. Fue Junts per Catalunya, el partido de Puigdemont, el ama de llaves para que Pedro Sánchez consiguiera la mayoría el 23 de julio de 2023. Y es Junts el ama de llave para que se quede en minoría en el Congreso de los Diputados. Y pierda no sólo votaciones, sino el Gobierno. Junts está ante el espejo, pero con muchas dudas. Ya no confían en el sanchismo. Se han dado cuenta de que con su apoyo a Pedro Sánchez sólo obtienen la muerte a pellizcos. Pero temen a las urnas, porque las encuestas le auguran un desastre. Y son pocos los que defienden la única medida que les puede salvar, que es jubilar a Puigdemont y apostar por un catalanismo nacionalista, como defendió Jordi Pujol en sus primeros tiempos.

EN el discurso del odio, y en el miedo a los otros, coinciden la extrema derecha y la extrema izquierda. Es decir, los que siembran el miedo y el odio para construir autoritarismos o totalitarismos. Por el contrario, la democracia se basa en la libertad, en la primacía de unas leyes justas y en la seguridad para garantizar los derechos. El socialismo y la socialdemocracia, como la democracia cristiana, el liberalismo y los conservadores, participaron en la construcción democrática de Europa en el siglo XX. No así el fascismo, ni el comunismo. Y eso también influye en la inmigración.

ALGUNOS creen que el sanchismo va con faldas y a lo loco. Y creen que Pedro Sánchez sólo resistirá hasta donde pueda, dando palos de ciego. Sin embargo, el presidente del Gobierno tiene una estrategia para seguirlo siendo. Pasa por resistir hasta 2026, y ayudar a que en los próximos meses las encuestas disparen a Vox como el partido que capitaliza el descontento. La última encuesta del CIS (que sube al partido de Abascal hasta el entorno del 20% de los votos y pinta a un PP en descenso) va en esa línea tan evidente. El miedo a la ultraderecha y el voto catalán son los únicos recursos que le quedan al sanchismo, tras decepcionar a las mujeres.

AL organizar su XXI Congreso Nacional, el PP se presenta como alternativa de Gobierno. Se supone que Pedro Sánchez, en el plazo de un año (o menos), no tendrá más opción que dimitir o convocar elecciones. Para gobernar en España, el PP necesita reforzar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Pero aún más elemental es que solucione dos problemas que tiene pendientes: el centro y los catalanes. Y que son los que le permitirían gobernar en solitario, sin necesidad de formar una coalición con Vox. Como sucede en Andalucía, y también en Galicia y en Madrid.