TODOS los contubernios, chantajes y operaciones de venta de votos al por mayor que ha montado Pedro Sánchez se evitarían si tuviéramos el sistema electoral de Francia. El mismo sistema que ha permitido a los franceses frenar a la extrema derecha de Marine Le Pen permitiría en España liquidar a Frankenstein. La segunda vuelta, la segunda oportunidad. Eso es democracia directa, ya que los máximos dirigentes son elegidos directamente por el pueblo. Cuando no consiguen mayoría absoluta a la primera, van a la segunda vuelta. Por el contrario, en España se vota una sola vez y los máximos dirigentes (presidentes del Gobierno, de las autonomías y alcaldes) son elegidos después por los representantes (parlamentarios o concejales), que se pueden someter a cambalaches y extorsiones a cambio de sus votos. El sistema se ha viciado. Y compran y venden los cargos sin rubor, a cambio de lo que pidan, sea lo que sea.

CELEBRAMOS el pasado viernes la festividad de San Joaquín y Santa Ana, patronos de los abuelos, por haberlos sido ellos de Jesucristo. Pero también se pudo celebrar el Día de los Políticos. Fíjense que están presentando a Kamala Harris como si fuera una chavala, porque sólo tendrá 60 años cumplidos el día de las votaciones. Y, de paso, se vuelven a recordar los 81 años de Joe Biden, cuando lo importante no es su edad, sino su estado, que no parece el más presentable. Nonagenarios hay que están más en forma que Biden. La chavala Kamala competirá contra Donald Trump, que ha cumplido 78 años, y ha pasado de ser el galán de la película a ser el viejo cascarrabias.

HEMOS leído en la prensa (en la de papel, por supuesto) que Pedro Sánchez ha presentado un plan de regeneración democrática. Supongo que es una errata, como aquellas de La cárcel de papel, que publicaban en La Codorniz, un semanario humorístico que la generación Z no ha conocido. Y que esto ha sido como aquello del coño de Doña Ana, en vez del coto de Doñana. Porque lo que, en realidad, está gestando Pedro Sánchez es un plan de degeneración democrática. Hasta en el nombre se le ve el plumero. Pues sólo se puede regenerar lo que se ha degenerado antes. Y buscar degenerados no es propio de las democracias europeas, sino de dictaduras fascistas y comunistas. Pedro se regenera con el ejemplo de Begoña.

LOS futbolistas españoles de moda son Lamine Yamal y Nico Williams. Un catalán y un navarro. Por su aspecto nadie lo diría. Pero lo son por nacimiento y por elección. Ambos tienen padres de origen extranjero y eso también merece una reflexión. Porque los extranjeros que vienen no sólo se dedican a robar y a violar mujeres, como dice la ultraderechita de Santiago, sino que a veces se asientan en el territorio y les nacen hijos que nos pueden ayudar a ser campeones de Europa. El problema, pues, no está en venir de otro país, sino en adaptarse. Por eso, la xenofobia es una estupidez, y ya fue denunciada por Cristo, que predicó la salvación no sólo al pueblo elegido, sino a todos y todas.

CINCO países permitieron que sus jóvenes votasen en las elecciones europeas desde los 16 años. Son Alemania, Austria, Bélgica, Malta y Grecia. Siendo España uno de los países más progres del mundo para que aborte la juventud precoz, pareció raro que no se sumara a esa lista. Pero se entiende mejor por lo que podía pasar; ya que la mayoría de los jóvenes entre 16 y 18 años votaron a partidos de ultraderecha, según diversos estudios. Incluso a Alternativa por Alemania, que es el más neonazi. Se suponía que los jóvenes son idealistas, progresistas, merecen un cheque cultural y votan a la izquierda, incluso a la más extrema. ¿Qué ha pasado? ¿Es facha la generación Z?