UNA vez más se ha visto que Santiago Abascal es el mejor aliado de Pedro Sánchez. Cuando el PSOE más lo necesita, el líder de Vox aparece en su ayuda. Esta vez ha sido apoteósico. El día después de hacerse Pedro Sánchez la foto con Zelenski, y decir que le iban a dar armas por valor de mil millones a Ucrania, la ultraizquierda de Sumar y Podemos estaba indignada. “Este Gobierno no puede hacer eso”, decía Yolanda Díaz, omitiendo que ella es la vicepresidenta. Y entonces salió Abascal, y se fue a Israel a hacerse la foto con Netanyahu, el personaje más odiado por los españoles.
LA gente tiene mala memoria histórica y ya no se acuerda, pero dijeron que el futuro de Pedro Sánchez podría estar al frente de la OTAN. No lo quiera Dios, pues nos llevaría de cabeza a la Tercera Guerra Mundial. Después de hacer todo lo posible porque Israel y Argentina nos declaren la guerra, en el campeonato para ver quién es más chulo, ahora le ha tocado a Giorgia Meloni. Entre los enemigos de la Patria sanchista, podemos incluir ya a Italia. Ha acusado a Feijóo de estar dispuesto a pactar con Meloni, que forma parte de la temible ultraderecha. Resultó que el primero que lo dijo no fue Feijóo, sino Ursula von der Leyen, que lo sugirió en el debate de candidatos europeos, retransmitido por Eurovisión, en el que no había ningún español, como es lógico y normal.
EN este país la gente se fija en el bulto, pero no entra en los detalles. Después de las elecciones catalanas del 12 de mayo, todo el mundo político en general intenta averiguar si el próximo presidente será Salvador Illa (el más votado), o Carles Puigdemont (el más perverso en maniobras), una polémica que recuerda lo ocurrido el 23-J. Pero se han olvidado de estudiar con detalle las diferencias en menos de un año. Pues no es lo mismo comparar los resultados de Cataluña con las elecciones autonómicas de 2021 que con las generales de 2023. Se han visto curiosidades que conviene resaltar.
PARA entender un poco la realidad de Cataluña, que en el resto de España está tergiversada, nos ayudan las cuentas electorales. Es decir, la evolución de los resultados en las últimas elecciones. Entre el referéndum ilegal que montó Puigdemont el 1 de octubre de 2017 y la convocatoria de hoy, los catalanes han pasado dos veces por las urnas para votar en autonómicas: el 21 de diciembre de 2017 y el 14 de febrero de 2021. En ambas ocasiones, los resultados de Junts fueron parecidos (34 y 32 escaños) y los de ERC también (32 y 33 escaños). Con lo cual se ve que el independentismo sigue como estaba, y no crece, y tampoco subirá hoy, probablemente. Pero hay un caso acongojante: Ciudadanos consiguió 36 escaños en 2017, que se redujeron a 6 en 2021. Y hoy se quedarán fuera del Parlamento de Cataluña, excepto que ocurra un milagro.
ADVERTI el pasado domingo que el lunes sería el día del teatro. Engañó a la ciudadanía, fingiendo una tragedia. El equívoco siguió hasta el último minuto, con la visita al Rey y la puesta en escena de la Moncloa. ¿Para qué? Para convertir la tragedia en farsa. La ciudadanía se enfadó. Querían sangre política, según la encuesta del CIS: que dimitiera o convocara elecciones. Aunque, según el CIS, Sánchez ganaría con 9,4 puntos de ventaja, lo que confirma que el sondeo era increíble. El Gran Líder se burló hasta de sus fieles. Los asustaron desde la Moncloa, diciéndoles: “Está difícil, va a dimitir”. Los engañados, tras el ridículo, han puesto caritas de circunstancias. Y a los que enviaron pocos autobuses a Ferraz los castiga en la lista europea. Juan Espadas se tragó el sapo con gusto Y no se olvidará el papelón de la cheerleader María Jesús.