PUIGDEMONT se ha convertido en el amo de la política española desde 2017. No hay un político más influyente que él en España. Puigdemont es interesante como personaje, por su semejanza con un Groucho Marx sin bigote. Aunque como político dice paparruchadas, en un país donde existe poca sustancia ideológica y escasa ética para gobernar. Puigdemont lo sabe, y se aprovecha de las circunstancias, que son muy aprovechables para que nuestros políticos hagan el ridículo y estén bailando al son que dicta este cómico. Mérito tiene, sin duda.

Carles Puigdemont nunca ha ganado unas elecciones a la Generalitat. Fue elegido presidente en enero de 2016, gracias a los votos de la CUP, que había vetado al candidato de Junts, que era Artur Mas. Los antisistema independentistas colocaron en Sant Jaume a Puigdemont (detalle que se olvida), que en aquellas elecciones iba como número 3 por Girona. Puigdemont era alcalde de ese municipio, donde la CUP tiene bastante arraigo. Así que Puigdemont fue presidente de rebote, y porque era el más independentista que había en CiU desde los viejos tiempos de Pujol. Sin Puigdemont, es probable que nunca se hubiera montado el proceso secesionista ilegal que han amnistiado a cambio de sus votos.

Son curiosos los orígenes de Carles Puigdemont i Casamajó. A pesar de sus apellidos, tan catalanes, el cuarto es Ruiz, porque su abuela materna era andaluza, de La Carolina (Jaén). Los dos abuelos y la abuela paterna sí eran catalanes. Carlete iba a estudiar Filología Catalana en la Universidad de Girona. Pero no se licenció. Se hizo periodista a sí mismo, sin pasar por ninguna facultad, con su inteligencia natural. Empezó con crónicas futbolísticas en el diario Los Sitios, de Girona. Después pasó a El Punt, donde llegó a ser redactor jefe.

Fue vocal del Colegio de Periodistas de Cataluña, sin tener ningún título. Y, en 2004, cuando ya estaba situado en CiU, fue director general de Catalonia Today, un panfleto en inglés, que recibía ayudas de la Generalitat, donde mandaban los suyos. En 2006 fue elegido parlamentario catalán de CiU y en 2007 concejal en Girona. La dirección de Catalonia Today fue asumida por su pareja, la periodista rumana Marcela Topor. En CiU todo se quedaba en casa.

Puigdemont se formó a sí mismo, es un líder sin pedigrí. No ha terminado ninguna carrera universitaria, y no ha ganado nunca unas elecciones como cabeza de cartel en Cataluña ni en España. Pero se cachondea de los catalanes y los españoles, gracias a que Frankenstein lo ha resucitado.

José Joaquín León

VIVIMOS en España, que es el país número 15 del mundo, según el medallero olímpico. En realidad, el 16, puesto que Rusia no ha participado por el boicot, y hubiera quedado la tercera, probablemente. Ha ganado EEUU, por delante de China. Ambos con 40 medallas de oro, si bien los norteamericanos obtuvieron en total 126, frente a 91 de los asiáticos. El sistema del medallero es discutible, ya que valoran más los oros que el total de medallas, de modo que China hubiera ganado con un oro más. Pero me parece injusto, porque no se puede poner por delante a un país que consiguiera 3 medallas de oro, 1 de plata y 1 de bronce frente a otro que sumara 2 de oro, 25 de plata y 46 de bronce.

HUMILLACIÓN. Bochorno. Vergüenza. Ridículo… ¡Qué poco sentido del humor tenéis! Esto es Carnaval. ¿No se dice en Cádiz que el Carnaval se burla de los políticos? Si hubieran mamado las esencias carnavalescas en la cuna, nadie se enfadaría por ese popurrí. Y lo entenderían mejor. Puigdemont tendría envidia del Yuyu, supongo. “Volvemos al Falla tras 14 años”, escribió José Guerrero El Yuyu en X. ¿Volver después de 14 años? Puigdemont, que iba a cumplir siete años ausente, también volvió. Aunque por poco tiempo. Visto y no visto. El Carnaval de Cataluña es más soso.

LOS Juegos Olímpicos contribuyen a fomentar los valores de la igualdad. Hay competiciones masculinas y femeninas. Los premios por medallas se han igualado. El valor de conquistarlas en el medallero también, ya que no está diferenciado por género. Ayudan a fomentar el deporte femenino en todo el mundo. La única excepción es el fútbol masculino, que tiene las Olimpiadas como una competición secundaria, y reserva a sus mejores jugadores. Además, con restricciones por edad. En todos los Juegos Olímpicos sobresalen estrellas femeninas, como Simone Biles. Y, entre las españolas, dolió más la desgracia de Carolina Marín por ser una deportista ejemplar.

TODOS los contubernios, chantajes y operaciones de venta de votos al por mayor que ha montado Pedro Sánchez se evitarían si tuviéramos el sistema electoral de Francia. El mismo sistema que ha permitido a los franceses frenar a la extrema derecha de Marine Le Pen permitiría en España liquidar a Frankenstein. La segunda vuelta, la segunda oportunidad. Eso es democracia directa, ya que los máximos dirigentes son elegidos directamente por el pueblo. Cuando no consiguen mayoría absoluta a la primera, van a la segunda vuelta. Por el contrario, en España se vota una sola vez y los máximos dirigentes (presidentes del Gobierno, de las autonomías y alcaldes) son elegidos después por los representantes (parlamentarios o concejales), que se pueden someter a cambalaches y extorsiones a cambio de sus votos. El sistema se ha viciado. Y compran y venden los cargos sin rubor, a cambio de lo que pidan, sea lo que sea.