APENAS faltan cuatro meses para las elecciones municipales. En Andalucía no coincidirán con las autonómicas, como en otras regiones. En Andalucía se consiguió que en las autonómicas sólo se hablara de Andalucía. Aunque, en los análisis, se buscó trascendencia nacional al éxito de Juanma Moreno. El PP presentó ayer en Cádiz a sus candidatos para las alcaldías de las capitales andaluzas. Los resultados que obtuvo Juanma dan esperanzas al PP para reconquistar alcaldías, entre ellas tres en las que tienen puesto especial interés: Sevilla y Granada, donde ahora gobierna el PSOE, y Cádiz, donde gobierna el populismo situado a la izquierda del PSOE. Para ello, en Cádiz van a contar con su presidente provincial, Bruno García, un Juanma a la gaditana. En Granada con la consejera Marifrán Carazo, y en Sevilla con José Luis Sanz, un político experto. La batalla de Sevilla puede ser la más reñida, porque el PSOE luchará para mantenerla con Antonio Muñoz.

EN aquel tiempo dijo Enrique Tierno Galván a sus discípulos: “En verdad os digo que voy a escribir un bando”. En aquel tiempo de la Transición, ahora tan denostado por los cachorrillos del poder, en las alcaldías y los ministerios había algunos catedráticos. Entre los ministros andaluces de Adolfo Suárez, estaban Manuel Clavero Arévalo y Jaime García Añoveros, dos de los más prestigiosos catedráticos de la Universidad de Sevilla. En el PSOE, en el PCE, en AP, en los principales partidos, incluso en CiU, el PNV o el PSA, contaban con catedráticos y sus respetadas opiniones, aunque había políticos de otros perfiles. En cierto momento, se criticó al Gobierno de Felipe González, tachándolo de Gobierno de PNN.

EN las fiestas de Navidad y Reyes se habló de paz, amor y generosidad, conceptos que se olvidan durante el resto del año. Es bochornoso que Alexander Putin organice una falsa tregua de tres días porque la iglesia ortodoxa rusa celebra la Navidad el 7 de enero. Es doloroso que exista una guerra en Europa, porque Rusia invadió Ucrania, dos estados de culturas cristianas en sus orígenes, si bien estropeadas en el siglo XX por el comunismo soviético, una de las ideologías que más crímenes ha cometido en el mundo. En Europa nos hemos acostumbrado a una guerra que parece interminable, mientras se echa en falta una oportunidad a la paz, como cantaba John Lennon. No hay pacifistas en las calles, como aquellos jipis de los 60.

En 2014 cuando canonizaron a Juan XXIII y Juan Pablo II coincidieron cuatro Papas en el Vaticano: los dos nuevos santos (en espíritu), además del Papa Francisco y el emérito Benedicto XVI. Entonces escribí un artículo con unas reflexiones que vuelven a ser válidas a su muerte.

El mundo elogió los nuevos aires que Francisco traía desde Buenos Aires. Pero a veces se olvida que no hubiera sido posible (al menos no todavía) sin el gesto más vanguardista que se ha dado en la historia de la Iglesia católica, con la renuncia voluntaria de un Papa, Benedicto XVI, que no se sentía con fuerzas para afrontar los duros retos que le marcaba el destino. Fue incomprendido en su momento, y lo peor es que lo sigue siendo.

EL discurso de Navidad de Su Majestad el Rey es como la cuadratura del círculo. Se intenta que contente a todos los partidos y que no sea conflictivo. Es misión imposible. A priori, ya se sabe cómo reaccionarán, pues depende de las convicciones. En el discurso de este año había gran expectación, a ver si el Rey se mojaba. Por supuesto, los de siempre estaban preparados para dispararle. No ha sorprendido nada. Aunque sí es interesante reflexionar sobre el papel de la monarquía constitucional en circunstancias como las actuales. Se suele decir que es el árbitro de la política nacional. Pero se puede arbitrar para pasar desapercibido o para tener protagonismo a lo Mateu.