HOY se cumplen seis años del referéndum independentista que organizó Puigdemont. Después se fugó y ahora está a la espera de amnistía, para que monten otro cuando puedan. Pero no se preocupen los defensores de la unidad de la Patria. Cataluña no será independiente. Al menos, no a corto plazo. Ellos juegan a amenazar y tensar la cuerda, pero sin romperla. En un artículo que publiqué en este Diario el 6 de agosto, titulado Cataluña ganó las elecciones, detallaba por qué el voto de los catalanes decidió el resultado del 23-J. Pero no es la primera vez que resulta decisivo.
OTRA vez los del PP han caído en una trampa de Pedro Sánchez, por culpa de la caverna madrileña. El debate político estaba centrado en la amnistía y la autodeterminación. Y entraron al trapo de las lenguas cooficiales. Es cierto que todos los diputados entienden el castellano o español, y no hace falta hablar en catalán, vascuence o gallego en el Congreso. Pero también es cierto que esas lenguas ya se pueden hablar en el Senado y apenas se usaban. No era polémico. Al sector cavernícola, en realidad, lo que le gustaría es que no se hable en ningún lugar de este país ninguna lengua diferente a la española. En el PSOE sanchista (ahora hay dos) están contentos, porque saben que este asunto es una máquina de ganar votos en Cataluña, el País Vasco e incluso Galicia para la causa de Frankenstein. ¿En el PP no se dan cuenta de que puede haber elecciones pronto y las pueden perder?
LA gente atea, o los que no han estudiado Religión, creen que el concepto de “matar al padre” procede de Sigmund Freud y las teorías del psicoanálisis. Sin embargo, 20 siglos antes ya se había referido Jesucristo a ese asunto, y así se recoge en los Evangelios. Por ejemplo, en Lucas 12:53: “Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra”. También se menciona algo parecido en Mateo 10:21. El cristianismo le llevaba casi 2.000 años de ventaja al psicoanálisis. Además, se debe observar la cuestión de género. La hija se pelea con la madre y la nuera con la suegra. Y los padres con los hijos. Del suegro (que antes se conocía como el padre político) no se dice nada.
DECIR que la vicepresidenta Yolanda Díaz viajó a Bruselas para tontear con Carles Puigdemont por libre, sin que lo supiera Pedro Sánchez, es uno de los mejores chistes de la última semana. Esta señora es la voz de su amo político, y está dispuesta a lo que haga falta para seguir en su cargo. Yolanda, la de las sonrisitas, hizo el ridículo con Carles, porque tiene un afán de protagonismo desmesurado. Fue la primera en politizar el caso del beso estúpido de Luis Rubiales, para cuyo entierro no tenía vela. Y ha sido la primera en hacerse la foto con Puigdemont. Cumpliendo un servicio para su jefe.
SE suele decir que en este país no se presta ni a la esposa, ni al esposo, ni al coche, aunque puede haber excepciones. Sin embargo, los diputados y las diputadas se pueden prestar. Llega un partido que está cortito de representación y pide prestados tres o cuatro parlamentarios, como quien pide al vecino dos huevos que se le han olvidado. A mi modo de ver, eso es feo y debería estar prohibido. Si en las Cortes deciden unas normas, deberían ser para que las cumplan, todos por igual, y no para que se las salten por la cara cuando le interesa al querido líder don Pedro, que está juntando cromos a ver si completa el álbum de la segunda investidura, para el que aún le faltan algunas estampitas.