En 2014 cuando canonizaron a Juan XXIII y Juan Pablo II coincidieron cuatro Papas en el Vaticano: los dos nuevos santos (en espíritu), además del Papa Francisco y el emérito Benedicto XVI. Entonces escribí un artículo con unas reflexiones que vuelven a ser válidas a su muerte.
El mundo elogió los nuevos aires que Francisco traía desde Buenos Aires. Pero a veces se olvida que no hubiera sido posible (al menos no todavía) sin el gesto más vanguardista que se ha dado en la historia de la Iglesia católica, con la renuncia voluntaria de un Papa, Benedicto XVI, que no se sentía con fuerzas para afrontar los duros retos que le marcaba el destino. Fue incomprendido en su momento, y lo peor es que lo sigue siendo.
EL discurso de Navidad de Su Majestad el Rey es como la cuadratura del círculo. Se intenta que contente a todos los partidos y que no sea conflictivo. Es misión imposible. A priori, ya se sabe cómo reaccionarán, pues depende de las convicciones. En el discurso de este año había gran expectación, a ver si el Rey se mojaba. Por supuesto, los de siempre estaban preparados para dispararle. No ha sorprendido nada. Aunque sí es interesante reflexionar sobre el papel de la monarquía constitucional en circunstancias como las actuales. Se suele decir que es el árbitro de la política nacional. Pero se puede arbitrar para pasar desapercibido o para tener protagonismo a lo Mateu.
LOS políticos tienen mala memoria histórica, por muchas leyes para la discordia que aprueben. Ahora se dice que hay dos PSOE: el de Pedro Sánchez y el de Emiliano García-Page y Lambán. En realidad, siempre han existido dos PSOE; menos en la Segunda República, cuando había tres; y durante el franquismo, cuando había uno, pero parecía que no hubiera ninguno. En 1974, se celebró el congreso de Suresnes, donde nació el felipismo. Después llegó el glorioso triunfo de 1982, cuyos 40 años de paz se han celebrado recientemente, por todo lo alto. Pero en el siglo XXI, se quemó la tortilla del felipismo, y volvió la divergencia.
DESDE el martes, parece que ha ocurrido una gran catástrofe en este país. Incluso se habla menos de Pedro Sánchez y los sediciosos. Algunos lo han calificado como hecatombe. Señores, no es para tanto. Según el diccionario, hecatombe es “un sacrificio religioso solemne con gran número de víctimas”. También se define como “suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales”. Que España no gane el Mundial es lo normal. Sólo ha ganado el de 2010, en toda la historia del fútbol. Con mejor palmarés, Italia no se clasificó para Qatar 2022, y Alemania fue eliminada en la fase de grupos. Y Marruecos apeó ayer a Portugal.
HOY es 4 de diciembre, el día de la Bandera de Andalucía. Esta fiesta es nueva, aunque con trasfondo histórico. Ha sido aprobada por la Junta, siendo presidente Juan Manuel Moreno Bonilla, que estuvo listo. La izquierda situada a la izquierda del PSOE (a la que no se denomina extrema izquierda) suele reivindicar el 4 de diciembre como el verdadero día de Andalucía, por las manifestaciones de 1977. También Alejandro Rojas-Marcos, líder del extinto PA, le recordó a Juanma la importancia histórica de esta fecha. De modo que el presidente de la Junta decidió la creación del Día de la Bandera de Andalucía, para que no lo adelanten por el carril del andalucismo reivindicativo. Y, a la vez, para distinguirse aún más de Vox, que es alérgico a las celebraciones de la autonomía andaluza, aunque tienen a 14 diputados cobrando en el Parlamento.