CÁDIZ es una de las ciudades españolas que mejor ha mantenido la apariencia de su casco antiguo. La ciudad histórica de intramuros ha llegado con un aspecto reconocible hasta el siglo XXI, a diferencia de otros municipios. El grado de destrucción ha sido pequeño, porque casi todas las barrabasadas y expansiones equivocadas se cometieron más allá de las Puertas de Tierra. Algunas intervenciones en zonas de Santa María, La Viña, Capuchinos o el Balón son discutibles. Pero, en general, el Cádiz histórico es reconocible si lo comparamos con fotos de hace medio siglo, o incluso más antiguas. El problema es que muchos de esos edificios están de mírame y no me toques. Son como enfermos que lo disimulan. Tienen fachada, pero los achaques van por dentro.

COMO el alcalde González se ha ido a los campamentos saharauis, junto al primer teniente Martín Vila, ya que su presencia era imprescindible, la gente se dedica a hablar del tiempo. Se ha caído en Cádiz hasta alguna palmera (de las de verdad, no de las que recomienda Pepe Monforte) y el otro estaba de viaje institucional. Mientras David Navarro emprende otro viaje institucional, a Costa Rica, para que Cádiz consiga la capitalidad iberoamericana del Carnaval. Son días de asuntos serios, de relaciones internacionales, y nosotros aquí con estos pelos, con una alerta naranja por viento y fenómenos costeros. El mismo día en que el delegado del Gobierno, Antonio Sanz, dice que van a invertir 20 millones en arreglos de playas, aunque todavía se están desarreglando, con estos oleajes y ventoleras joías. Antes eran de poniente y ahora de levante. 

UNA de las principales aportaciones de las últimas décadas es el Palacio de Congresos de Cádiz. ¿Se imaginan  que no existiera? Sería un problema, no sólo por la falta de espacio para los congresos, sino porque es un recinto multiusos: para conciertos de música clásica, para Carnaval, para foros, para galas, para espectáculos y eventos. Los palacios de congresos no llueven del cielo. Este lo empezaron a construir a final de los 80, en una buena iniciativa de Carlos Díaz para rehabilitar la antigua Fábrica de Tabacos. Si bien, tras vicisitudes y retrasos, no fue inaugurado hasta 1997, cuando ya era alcaldesa Teófila Martínez, que cortó la cinta junto al entonces príncipe Felipe. El Palacio de Congresos, con el discurrir de los años, ha sido el barómetro de la crisis económica.

TRAS la polémica por las cinco corbetas de Arabia Saudí, siguen los ecos sobre los astilleros militares de la Bahía. Lo primero y principal debería ser que Cádiz no se avergüence de su pasado, su presente y su futuro vinculado a la actividad militar. Es otro complejo estúpido, derivado de lo que ya sabemos. Así como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha considerado “facha” al almirante Pascual Cervera y le ha quitado una calle (a pesar de que combatió en la guerra de Cuba contra los yanquis, y murió antes de que surgiera el fascismo), otros analfabetos siguen considerando que el Ejército español lo fundó Francisco Franco, o algo así. Sin embargo, la defensa militar existe desde tiempos remotos. La historia de Cádiz evidencia que, por su emplazamiento, siempre ha estado vinculada a los militares y ha sido una plaza estratégica.

CÁDIZ no tiene nada en el Patrimonio de la Humanidad, aunque sí muchas ganas de que la Unesco le incluya algo. De vez en cuando se vende una moto y, de paso, dicen que vamos a pedir esto o lo otro. Pero, a la hora de la verdad, no se pide nada, o no se pide bien, o en la Unesco disimulan y dicen que el plazo está cerrado, y no cuela Por eso, hay que situar las cosas en sus justos términos. Ahora el gobierno local del Ayuntamiento de Cádiz dice que van a pedir en el próximo pleno que comiencen los primeros pasos para que el conjunto de los castillos y las murallitas de Cai sean Patrimonio de la Humanidad. ¡Ojalá! Pero si leemos la letra pequeña, veremos que tiene trampita. De momento, lo que quieren es que Costas ejecute obras en los castillos y las murallas, antes de que se caigan a pedazos y se conviertan en patrimonio inmaterial.