ES domingo en Cádiz. Una mañana soleada, a la espera de otra borrasca. En el muelle, más allá del cochambroso edificio protegido de Puerto América, destaca el porte señorial de un crucero de Mediterranean Shipping Company. Los cruceristas pasean por la carrera oficial y sus aledaños, donde encuentran muchos comercios cerrados y la mayoría de los bares abiertos. En la calle Compañía, delante de Tinoco (que respeta el descanso dominical), una pareja de la Policía Local presta servicios de vigilancia, y seguridad ciudadana a los confiados paseantes.

PREFIERO no echar más leña al fuego de la carrera oficial de la Semana Santa gaditana. Creo que el Consejo que preside Juan Carlos Jurado, como antes ocurría con Martín José García, tiene un presidente con inequívoca voluntad de ayudar a las cofradías, de atenderlas en la medida de lo posible. El problema llega cuando entran en la medida de lo imposible. En la polémica por la carrera oficial, no se ponen de acuerdo porque suelen pensar en lo que más le conviene a cada una. Así es difícil ver la realidad general. Desde antes de empezar la Semana Santa, se sabía que la carrera oficial de este año no es la mejor de las posibles. La menos mala es la que había hasta 2017. En todo caso, es una barbaridad que la calle Ancha sea excluida.

DECÍAMOS ayer que Cádiz se está quedando marginada, como provincia y aún peor como capital. Uno de los principales motivos que influyen para postergar las infraestructuras y proyectos es la falta de liderazgo político. Actualmente, no hay un líder ni una lideresa, ni en la provincia ni en la capital. En el pasado remoto de los siglos XVIII y XIX esta ciudad tuvo reconocidos líderes, de derecha y de izquierda. En el siglo XX, los líderes locales, guste o no, fueron los Carranza, por eso tenían dedicado un puente, un estadio y algunas cosas más. No fueron unos líderes que reverdecieran el pasado fenicio, ni el de las colonias americanas, pero algo consiguieron. Después, con la Transición, se llegó al convencimiento de que el líder debía ser el alcalde o la alcaldesa.

SIEMPRE que presentan unos presupuestos generales del Estado empieza la manipulación de las cifras. El Gobierno (en este caso con Montoro de speaker) para anunciar que invertirán más que nunca. La oposición de Pedro y Pablo para decir que Mariano es el maligno y que esto es un timo. Ese es el problema: sólo se mira desde el interés electoral y no priorizan las verdaderas necesidades. En las inversiones de infraestructuras, Cádiz se quedó marginada y así va a seguir. Y se debe añadir que si la provincia sale malparada, la capital todavía más. Lo peor es que no se dan cuenta de la realidad, o eso parece. La ciudad de Cádiz se está quedando fuera de toda la estrategia logística.

ABRIL es un mes tontamente perdido en Cádiz. Sólo hay excepciones cuando el calendario determina una Semana Santa tardía. En Cádiz tenemos  partidarios de las fechas fijas para todo. La concejala de Fiestas, María Romay, habló de un Carnaval que coincidiera con el 28 de febrero. Por otra parte, se supo que el Papa Francisco, recién llegado al Vaticano (como de papa en prácticas), comentó que se podría estudiar una Semana Santa de fecha fija a principios de abril. Pero nunca lo planteó en serio y él mismo lo descartó. La luna de Parasceve tiene su encanto y su historia, que es larga de explicar. Al final, todo se ha quedado en su sitio.