SIGO con los honores y distinciones que tanto gustan en Cádiz. No se me ha pasado por alto la petición de instalar un azulejo de “espíritu decorativo armonizando perfectamente con todo lo colocado hasta el momento”, en homenaje al gran revolucionario ruso Lev Davídovich Bronstein, más conocido en español como León Trotski. Dicho azulejo iría colocado en el edificio número 11 de la calle Buenos Aires, donde estuvo el Gran Hotel Roma, y donde residió Trotski durante 37 días a final de 1916, durante su exilio en España, precisamente 10 meses antes de intervenir en la Revolución Bolchevique, en la que participó junto a Lenin.

EN los asuntos del Carnaval, al alcalde de Cádiz se le ve el plumero. Así ha ocurrido con la plaza de Antonio Martín. La petición para el Niño de la calle San Vicente venía de atrás (con motivo de sus 50 años de concurso y lo muchísimo que ha aportado a esta fiesta), y es gustosamente asumida por los carnavaleros. Era una decisión tomada, a la espera de los trámites oportunos. Curiosamente, ha salido a la luz cuando se aviva el mosqueo por las fechas del concurso. Y, además, sirve para crear una polémica gaditana: está muy bien dedicar una calle o una plaza a Antonio Martín, ¿pero es necesario que eliminen la Cruz Verde?

YA tenemos otro invento de categoría en Cádiz: la Ciudad Educativa. ¿Y eso cómo se explica? Digamos que es una versión mejorada de la quimera de la Ciudad de la Justicia, para provocar carcajadas en la Ciudad que Sonríe, como fue calificada en otros tiempos, cuando la dicha ciudad justiciera ya tenía licencia; para nada, por cierto. En la reunión que mantuvieron el alcalde, José María González, y el nuevo delegado de la Junta de Andalucía, Juan Luis Belizón se planteó esta alternativa. Se trata de una propuesta demagógica, cuya única finalidad es buscar un enfrentamiento (de cara a la galería) entre la enseñanza pública y la concertada.

EL reciente fallecimiento de Antonio Galván Cuéllar es mucho más que la desaparición de un gaditano conocido y estimado, por su amabilidad y por su profesionalidad. Es, ante todo, la pérdida de una forma de trabajar, con una vocación de calidad que ya no se estila en los tiempos actuales de la posverdad y la plurinacionalidad. Porque las encuadernaciones de Antonio y de su hermano José (que continuaron el taller familiar, iniciado por su padre en 1945) estaban en la dinámica de la verdad más auténtica, que es la del artesano que se esfuerza por hacer su trabajo con las garantías máximas de perfección, con vocación de artista.

NO ha sido sólo en Puntales, sino que en otras zonas del territorio beduino se han encontrado cucarachas de paseo desde que empezaron las calores. Ya lo indiqué en el artículo sobre el estado de la ciudad, que la gente se quejaba. Otros dicen que como Cádiz es una ciudad tolerante con los animales, y como no quieren matar ni una mosca, ni dejar pasear a unos mulos, ni que acampe un circo, pues ocurren estas cosas. Las cucarachas se han venido arriba y es como si pensaran: “¿Nosotras? Gaditanas como tú”. De modo, que okupan las alcantarillas y más sitios que no diré, por no revolver las digestiones; y salen de paseo, porque se aburren.