LOS políticos hacen política y buscan votos. Eso hay que tenerlo en cuenta al analizar algunas de sus propuestas, que a veces no coinciden con el interés general. Es interesante el debate que se ha planteado en el Congreso de los Diputados sobre el fin de las concesiones de autopistas. Algunos simples lo reducen a la polémica sobre la AP-4 Sevilla-Cádiz, cuando se trata de un problema nacional de amplio calado. Y no depende de que Teófila Martínez se quede o se vaya. La proposición que ha presentado Unidos-Podemos pide la nacionalización de las autopistas. Pero eso no significaría el fin de los peajes, ya que podría darse el caso de que los cobre el Estado directamente. Para que lo entiendan: municipalizar la limpieza en Cádiz tampoco significa que salga gratis a la gente. Lo público no es lo mismo que lo gratuito.

LAS encuestas son como un Carnaval de la política. Las hipótesis se disfrazan de resultados y los más entusiastas incluso plantean pactos de gobierno que nadie ha negociado. Un juego de mesa. Como además se equivocan, y todas no coinciden en sus pronósticos pasados por la cocina, ahora se suele decir que reflejan lo que sucedería en un momento dado. Dándose el caso de que el momento puede ser diferente en las elecciones verdaderas. Por eso, hay que relativizar algunas encuestas que circulan por ahí, en las que se aventura que el PP y Ciudadanos conseguirán la mayoría absoluta en Cádiz si pactan en las próximas elecciones municipales.

EN muchas ciudades hoy es un gran día de fiesta: el Martes de Carnaval. Oficialmente, en esta jornada debería terminar la fiesta, ya que mañana es Miércoles de Ceniza, con el que empieza la Cuaresma. Sin embargo, en Cádiz las fechas son más relajadas: el primer domingo de Cuaresma es el segundo domingo de Carnaval (o domingo de Piñata), el segundo domingo de Cuaresma es el domingo de los Jartibles; y aquí el Martes de Carnaval es un día más. Este año se salvará por la intervención del Gran Momo Antonio Martín antes de la Quema. Pero la gran fiesta típicamente gaditana es el Lunes de Carnaval. Un día de fiesta local, al que cada año se incorporan cientos de forasteros.

UNA de las notas destacadas del Carnaval de este año ha sido el triunfo del coro mixto de Luis Rivero. Tiene especial valor porque el primer puesto de ‘Vive, sueña, canta’ sucede al que consiguieron en 2017 con ‘El mayor espectáculo del mundo’. Se trata, por tanto, de un doblete, que en teoría marca una nueva tendencia. Si bien se debe apuntar, en honor a la verdad, que el primer premio de este año se puede considerar ex aequo con ‘Los chimeneas’ de Faly Pastrana, ya que el resultado fue de 714,03 puntos frente a 713, 21. Esa maravillosa precisión del jurado, por apenas 0,82 puntos, después de tres actuaciones puntuadas, indica el nivelazo matemático del COAC con los nuevos ajustes.

EXISTE un debate filosófico sobre la autocensura en el Carnaval de Cádiz. Aquellos temas que no se cantan o modifican, por el miedo al qué dirán. En los tiempos del franquismo era por miedo a la censura. Ahora es por miedo a la censura de lo políticamente correcto, a los inquisidores de las redes sociales, a los nuevos pontífices que deciden lo que es bueno y malo. Así han modelado las agrupaciones arquetípicas. Casi todas cantan los mismos temas y centran sus críticas en lo fácil, en los políticos que no se quejan, sobre todo en la Familia Real y en Rajoy, quizás en Susana Díaz, que están más lejos que el alcalde. O en Trump, que no le va a poner una querella al Selu por imitarlo.