EN algún momento de la desescalada, volverán a abrir las iglesias. Con las medidas de seguridad pertinentes, y con precauciones, pero abiertas a los fieles. En Andalucía, la primera diócesis en cerrarlas fue Sevilla, mientras cinco obispos optaban por mantenerlas abiertas. Fue un acierto de monseñor Asenjo y de quienes le asesoraron, porque así evitó incidencias lamentables que posiblemente hubieran ocurrido. Ha sido un testimonio de responsabilidad. El Gobierno no incluyó el cierre de templos inicialmente. Por no tocar la libertad de cultos y porque sabían que la Conferencia Episcopal recomendaba cerrarlas. Pero no debe ocurrir que abran Zara, Mango y Cortefiel y que las parroquias sigan cerradas. La Junta propone misas para el 3 de mayo.

LA Feria no es como la Semana Santa. Entre otras cuestiones, porque no hay cofradías. Es cierto que 30 hermandades y varios grupos de hermanos tienen casetas, pero no es lo mismo a la hora de montar una Feria virtual. En Semana Santa, algunas cofradías recrearon sus recorridos de otros años. “A esta hora estaríamos entrando en Campana” y te ponían un vídeo o unas fotos. “A esta hora nuestro paso de palio estaría saliendo por la Puerta de los Palos” y te subían otro vídeo. Para las casetas se podría hacer eso: “A esta hora estaríamos en el pescaíto”. Y subir un vídeo a Youtube. Pero un vídeo de la calle del Infierno sin el niño en los cacharritos, y con el cuñado Pepe simulando el infernal ruido de la atracción, es patético. Y no digamos si imitas al Circo Sensaciones. Para eso es mejor ver a Illa en una rueda de prensa del Mando Único.

HAN suspendido los Sanfermines en Pamplona y la Oktoberfest de la cerveza en Múnich, y a continuación confirmaron que no habrá mini Feria en septiembre. Se ha anunciado, precisamente, cuando debía comenzar la verdadera Feria de abril. Ya estaba escrito: era normal que Juan Espadas y Juan Carlos Cabrera intentaran apurar, antes de confirmar la renuncia. Pero es absurdo inventarse un sucedáneo de Feria, cuando están cayendo todas las celebraciones semejantes. En septiembre estaremos desconfinados, se supone, y con cierta tendencia a normalizar la vida, incluso en los bares, con permiso de la ministra podemita Yolanda Díaz, pero hay temor a una segunda oleada del coronavirus en la temporada de otoño-invierno. En Madrid, Díaz Ayuso ha anunciado la suspensión de todas las fiestas y verbenas hasta octubre.

LA rectificación del Gobierno para que los niños puedan salir a pasear ha provocado un cachondeo general. Es un ejemplo más de que el problema no es de izquierdas ni de derechas, sino de ser eficaces o inútiles, como Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Con el terrible problema añadido que ser inútiles cuesta vidas y ruina. En la rectificación de los niños, este Gobierno consiguió aglutinar en contra a todo el arco iris político: desde Vox a los Anticapitalistas. Incluso algunos socialistas horrorizados tuitearon en contra de la medida que anunció María Jesús Montero, cuyo papelón como portavoz está siendo inolvidable. Ya supera a Isabel Celáa, lo que parecía imposible.

UNO de los aspectos más turbios de esta crisis del coronavirus es el Mando Único. Si lo hubiera decretado Mariano Rajoy dirían que es un golpe de Estado. Pero como lo hacen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, no pasa nada, porque tienen bula, y colegas que les siguen el rollo autoritario. Personas que han leído libros, dicen que lo del Mando Único y el Ministerio de la Verdad les recuerda a 1984, de George Orwell, aunque no es lo mismo. De ese autor, a los que no lo hayan leído, les recomiendo Rebelión en la granja, de la que se habla menos, por motivos obvios. Y los que no hayan leído nada, no se crean que este Orwell era un facha, sino que fue anticolonialista, socialista y participó en la Guerra Civil española con los republicanos, de donde salió asqueado de los dos totalitarismos: el de los fascistas y el de los soviéticos.