TAMBIÉN es mala suerte inaugurar el congreso de las aerolíneas de low cost en Sevilla justamente cuando se está hablando de los barquinazos de algunas empresas de low cost, en sectores tan florecientes y solicitados como las clínicas dentales y las peluquerías. Pero no hay que confundir el atún con el betún. Como en pasa en tantas actividades, todo depende. También es verdad que en el centro comercial de Torre Sevilla se ha inaugurado el primer Primark, esa tienda irlandesa que tanta ansiedad ha creado, y el otro Ikea, esa tienda sueca que tan entretenida resulta a la hora de montar. Nos guste o no, son los años felices del low cost, que estará de moda mientras la burbuja aguante.

LA Noche en Blanco es como la carrera nocturna del viernes pasado pero sin correr, sino con circuitos culturales. Aquí no se trata de dar zancadas a lo Kipchoge hasta que aguantes, sino de seguir alguna de las 50 rutas que han organizado, o participar en alguna de las 160 actividades previstas. Los turistas pensarán que los sevillanos se han vuelto locos, que para vacunarse de la turismofobia les van a enseñar todo lo que hay de bonito en la capital de Andalucía. Y, además, deben visitarlo de noche, como si fueran los murciélagos del Parque de María Luisa, que están en trance de extinción, por culpa de los puñeteros loros.

EL otoño nos ha salido caliente en todos los sentidos. Así no es raro que la gente se eche a las calles sevillanas a protestar. En los años de finales del franquismo, los estudiantes se echaban a la calle para conseguir esa Transición a la democracia que ahora critican los indignados. Aunque, en general, los estudiantes y obreros unidos contra la dictadura soñaban con hacer la revolución; o al menos poner su granito de arena lanzando piedras, mientras los grises de la Policía Armada les zurraban. Eran otros tiempos, cuando se salía a protestar sin red; o sea, jugándote el palo, y casi siempre por motivos solemnes, como la libertad.

ERA un secreto a voces en la calle San Gregorio: el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, de la Hermandad de Montserrat, presidirá el via crucis de las cofradías de Sevilla en 2019. Estaba tan claro como la elección de Charo Padilla para ser la primera pregonera. No hay nada como convocar elecciones del Consejo para que se pongan de acuerdo, pues están más preocupados por otras votaciones. El vía crucis de 2019 lo organizará otra Junta en el Consejo y otra Junta en Montserrat, ya que ambas corporaciones tienen elecciones por medio. Sin embargo, es lo de menos. Lo de más es que el acto penitencial de Cuaresma estará presidida por una extraordinaria imagen, quizá no suficientemente realzada en la devoción popular. Y se puede añadir que así comienza el Año de Juan de Mesa. Un año muy importante, otro año artístico, como el de Murillo.

A la sombra del nuevo centro comercial de Torre Sevilla, se ha reconocido públicamente que su vecino de la Plaza de Armas está fracasando. Adif lo montó con altas pretensiones, como en otras estaciones españolas. Ahora parece que lo quieren revitalizar. De momento, van a licitar la restauración de la fachada. No descartan encargar la gestión del centro a una nueva empresa. Se aferran a su última oportunidad: creen que la inauguración de Torre Sevilla les puede beneficiar; o al menos ayudar para que se reparta el pastel de las tiendas.