EL presupuesto municipal de 2019 para Sevilla deberá negociarlo el alcalde, Juan Espadas, con la extrema izquierda de Participa y con Izquierda Unida, o no será posible aprobarlo. A diferencia de lo ocurrido con el de 2018, cuando el PP y Ciudadanos apostaron por la institucionalidad constitucional, y por permitir unas cuentas que reclamaban las fuerzas vivas sevillanas, singularmente los empresarios. Beltrán Pérez, después del 2 de diciembre, ha entendido el mensaje. Si quiere apurar sus opciones de ser alcalde, debe erosionar la imagen moderada y centrista que cultiva Juan Espadas. Sabe que le haría un gran servicio a la causa del PSOE si facilita la aprobación del presupuesto. Pero no tanto a Sevilla, ya que el alcalde que tome posesión en junio aún tiene tiempo para aprobarlo.

NO se le puede negar al alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, que es un artista de la política. Por eso, está al frente (popular) del municipio nazareno desde hace 35 años. Récord importante, porque ha sobrevivido a pesar del crecimiento urbanístico que ha fomentado en Dos Hermanas. Pero, además, ha sabido navegar en las enturbiadas aguas de los mares del PSOE, siempre intuyendo los vientos favorables. Anticipándose a las maniobras. Apostó por Pedro Sánchez cuando lo habían tirado al cubo de la basura política. Y fue de los primeros que apoyó un pacto con Podemos para reconquistar la Moncloa. Por eso, su voz merece ser escuchada, incluso cuando se muestra comprensivo con los de Vox. Algunos de los cuales a veces lo votaron a él en Dos Hermanas.

TENER cerrada la iglesia del antiguo convento de Santa Clara, desde hace 20 años, es una burrada cultural. En ninguna ciudad civilizada del mundo libre se consentiría algo semejante. Hay que recordarlo en estos días de diciembre, cuando por fin se ha firmado el acuerdo de novación entre el Arzobispado y el Ayuntamiento para rehabilitarla. Precisamente cuando anuncian una subvención para obras en Madre de Dios, y cuando otros conventos siguen amenazados de ruina. La Sevilla de las monjitas de clausura no vive sólo de los dulces en el Alcázar, aunque sea una ayuda necesaria.

EN las pasadas elecciones andaluzas consiguieron representación cinco partidos (PSOE, PP, Ciudadanos, Adelante Andalucía y Vox). En realidad son más, porque Adelante aglutinaba a Podemos e Izquierda Unida, con el añadido cuasi simbólico de Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza. Pero en la circunscripción electoral de Sevilla se presentaron otros 10 partidos que no obtuvieron representación. Son los irreductibles de la política, los últimos románticos de la ideología, los defensores de la ortodoxia minoritaria. En ellos militan personas poco conocidas, que competían con listas encabezadas por Susana Díaz, Juan Antonio Marín Juan Ignacio Zoido, Antonio Maíllo o Francisco Serrano.

SE trata a los chinos en Sevilla con una doble vara de medir. Según lo que compren, es bueno o es malo. Cuando se dedicaron a buscar locales para abrir comercios, con material procedente del polígono de Cobo Calleja, de Fuenlabrada (Madrid), la gente empezaba a santiguarse. Iban a acabar con el comercio tradicional. Estaban subiendo los precios de los locales por culpa de los chinos (lo mismo que dicen ahora del jamón, que también se va a encarecer porque los chinos lo pagan más caro), y así, hasta que llegó la crisis del comercio chino-sevillano por causas que sería prolijo explicar. Y hasta que  el poco comercio local superviviente y los mercadillos empezaron a vender lo mismo que el Corazón chino de la calle Puente y Pellón.