POR culpa de ese intento sutil de colocar gato por liebre, se está creando una oleada de tranvíafobia. Ya no es sólo que en Pino Montano y Los Bermejales rechacen los trucos de magia, e insistan en que quieren un Metro como el de Mairena del Aljarafe y Montequinto. Es que, además, los ojos misericordiosos se han vuelto hacia los tranvías. O, por mejor decir, a ese interés exagerado que tienen los cargos del PSOE en promocionar los tranvías, como si los hubiera inventado Pablo Iglesias el Viejo. Así que también podríamos recordar los fracasos que acumulan los tranvías andaluces de ahora. Ese ramillete que la Junta ha sembrado por Andalucía, con resultados bastante malos, y en algunos casos invisibles, porque acumulan años de retraso.

ESTAMOS disfrutando el verano menos caluroso de los últimos años. A pesar de todo, en verano no hace frío polar, eso es verdad. Por ello, el grupo municipal de Participa Sevilla (sección local de Podemos) ha propuesto varias medidas contra el calor. A este paso, Juan Espadas va a cantar también lo de “pobre de mí, pobre de mí”, como si estuviera en San Fermín. Como no saben por dónde atacarle, le han acusado de arboricida (que sería como un genocida de lo vegetal) y ahora parece que tiene la culpa de que en Sevilla hace calor en verano. Por ello, los de Participa están dispuestos a aliviarlo con diversas medidas. Entre ellas, Susana Serrano aboga por el baño en las fuentes públicas.

HA llegado el 18 de julio, precisamente, y arrecian las visiones de los fantasmas del pasado. Tranquilos, que son otros tiempos. Aunque a veces no lo parecen, sobre todo por parte de los que siguen mirando atrás, en vez de ir hacia delante. La polémica sobre el enterramiento de Queipo de Llano se ha reactivado, tras proclamar Pedro Sánchez su intención de trasladar los restos mortales de Franco. Cuidado con los mimetismos y las confusiones. La basílica de la Macarena no es el Valle de los Caídos. La basílica se construyó en la posguerra (después de que incendiaran San Gil, por cierto, donde se veneraba antes la Esperanza). Recordar lo que pasó en aquellos años, en el lugar denominado Sevilla la roja, no le haría bien a nadie, ni tiene ya sentido. Por lo que este asunto se ha debido tratar con más sensibilidad y con menos revanchismo demagógico.

HEMOS llegado a la segunda quincena de julio con un atasco previsible, según lo ha calificado Juan Carlos Cabrera, concejal de Movilidad (y de otros asuntos). Esto es como una cruz que le ha tocado cargar, sin que sea en la madrugada, sino a plena luz del día. Las obras del puente de las Delicias durarán hasta el 2 de septiembre. Es decir, que han elegido la segunda quincena de julio y el mes de agosto para los atascos, al considerar que la gente se despistará en las playas. Pero eso sucedía antes de la Torre Pelli, cuando la burbuja inmobiliaria. Ahora, después de Rajoy, hay muchos que van y vuelven en el día, y así contribuyen a los atascos. Y otros que ni siquiera pisan las playas (aprovechando este verano atípico sin 43 grados a la sombra), sino que se van directamente a los atascos de seis kilómetros en la SE-30, donde se echa la mañana, con el fresquito del aire acondicionado y la radio clásica.

SON curiosas las vueltas que da la vida. Hoy puedes estar aquí, mañana allí y pasado nunca se sabe. En las vísperas del debate de la ciudad, el nuevo delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, visitó al alcalde, Juan Espadas, en el Ayuntamiento. Acudía Celis como si fuera un embajador de Pedro Sánchez, o algo así. Espadas lo recibió y le pidió que le organice una reunión con el ministro Ábalos para el Metro. Todo era como una película cómica. Porque, en realidad, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis tiene una experiencia municipal importante, sabe casi lo mismo (o más) que Espadas. Celis fue el hombre fuerte de Monteseirín durante siete años. En otras circunstancias, hubiera sido el sucesor natural para la Alcaldía.