UNA de las leyendas urbanas más extendidas es que los sevillanos son muy dados a conspirar en agosto. De modo que asuntos relacionados con la política, con la economía, con las instituciones, con las hermandades de la ciudad se podrían estar decidiendo estos días bajo una sombrilla de Chipiona, en un bar de Mazagón, en un hotel de Isla Canela, en un chiringuito de Fuengirola, o cualquiera sabe dónde, incluso en una peregrinación del camino de Santiago, o en un viaje al valle pasiego por unos días. Otros dicen que en Sevilla también hay conspiraciones en esas tardes largas y solitarias de tiendas cerradas, pero casi nadie los cree. Los días más conspirativos están en torno al 15 de agosto, por delante y por detrás. Días con tiempo para pensar. Puede que pensar sea lo peor.

TODA obra pública sevillana que afecte a un Ministerio o a una Consejería tiene sus críticos, su pero y su aquel. Si no se hace, porque no se hace. Si se hace, porque se hace. Todo lo que se hace es susceptible de no hacerse, o bien se pudo hacer algo diferente. Y así como cada español tiene un Luis Enrique en potencia para seleccionar a su manera, cada asociación sevillana es como un Ministerio de Fomento en potencia, que diseña proyectos según su gusto, y se opone a los que diseñan los demás. Se volvió a ver con las obras que anunció el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, para ampliar el puente del Centenario.

ENTRE las tradiciones que engrandecen la mañana de la Virgen de Agosto siempre me han llamado la atención los peregrinos del Aljarafe. Costumbre que decayó hasta casi desaparecer, y que se intenta revitalizar a sabiendas de que nada tiene que ver con los tiempos. Llegar a pie desde las poblaciones (o barrios) de Sevilla hasta la Catedral, para ver la salida de la Virgen de los Reyes, a las ocho de la mañana, en la Puerta de los Palos, es un ejemplo más del sentido religioso de la peregrinación. La tradición mariana de peregrinar en primavera al Rocío y en verano a la Catedral... Son dos formas (¿o una sola?) de entender la devoción a la Virgen.

EL Año de Murillo está siendo un gran éxito para el turismo de Sevilla. Eso se oye casi todas las semanas, tanto cuando inauguraban exposiciones como si no. La impresión popular es que Murillo ha conseguido aumentar el turismo de lujo y el turismo de chanclas en Sevilla, así como puede tener influencia en la proliferación de apartamentos turísticos. A pesar de que no he visto ninguna despedida de solteras o solteros dedicada a Murillo. Sin embargo, el gran Bartolomé Esteban de los tiempos de La Peste ha sido ninguneado por el Museo del Prado, en su año triunfal. Por un lado, ceden cuadros a Sevilla; y por otro, lo han excluido en la lista de los 15 principales de la primera pinacoteca de España.

LA novena de la Virgen de los Reyes es uno de los pilares imprescindibles de la devoción mariana de Sevilla. Hay que tener mucha fe para participar nueve tardes de la primera quincena del agosto duro sevillano en esos cultos en la Catedral. Al llegar, el sol aún está apretando con fuerza. Al salir, la noche ya extendió sus primeras sombras. Este año, el besamanos ha tocado en un fin de semana de éxodo. La novena arrancó el pasado lunes, a 40 grados. Pero todo el calor es poco, comparado con el de sus fieles. No por casualidad, la asociación que le da culto a la Patrona no se denomina hermandad, ni cofradía, sino Asociación de Fieles. La fidelidad del compromiso.