LA playa de la Victoria y el Paseo Marítimo de Cádiz han entrado en una dinámica de peligro para las tardes y noches de verano. Se ha convertido en el nuevo botellódromo de la ciudad (y gran parte de la Bahía), sobre todo los fines de semana. Está llegando a un nivel alto de utilización que será imparable si no se frena ya. Lugares como los bajos del hotel Playa Victoria y la entrada principal se han convertido en la zona VIP de las reuniones juveniles, cada vez más concurridas. El fenómeno es semejante (a escala gaditana) a lo que sucede en Barcelona, donde las playas eran tomadas la Noche de San Juan y se quedaban cochambrosas; pero ahora todas las noches de fines de semana son sanjuanistas. El problema no es sólo pandémico, que también, sino que afecta al ecologismo gaditano, aquel que acabó con las barbacoas.

SERÍA muy triste que se pierda la oportunidad de construir el nuevo Hospital de Puntales, y sólo sirva para la enésima disputa entre PSOE y PP. Los dos partidos tienen motivos para callarse, pero más nefasta ha sido la actuación del PSOE. Es verdad que el PP incluso acudió al solar con pancartas de “Juanma lo haría”, y todavía no ha hecho nada, aunque insistan en que la construcción del hospital está incluida en el proyecto de los fondos Next Generation. Aún así, lo del PSOE ha sido mucho peor, ya que Manuel Chaves lo prometió en 2004,con una inversión estimada en 180 millones, y desde entonces tuvieron 15 años de gobierno en la Junta de Andalucía y no hicieron nada. Fue prometido en 2004; es decir, en los años del boom inmobiliario, que se intentó aprovechar con una operación especulativa en la que se implicó a la Zona Franca.

ES una curiosidad que el concejal de Movilidad de Cádiz, Martín Vila, de Unidas Podemos (sobre todo de unidas de izquierda) hable como si fuera de centroderecha. El poder contribuye a resituar un poco. No es lo mismo gobernar que quejarse de los gobernantes. Así que Martín Vila ha declarado sobre los autobuses urbanos de Cádiz lo mismo que diría un concejal del PP o de Ciudadanos, si estuviera al frente de la movilidad gaditana. Criticar el servicio de autobuses de Cádiz es una memez, ya que el funcionamiento es bastante aceptable. Y, como ha indicado Martín Vila, es más barato que la media nacional. Eso se puede comprobar viajando, que es la mejor vacuna contra el catetismo. Viajando se conoce mundo. Antes los mozos conocían mundo al hacer la mili, cuando los mandaban de zapadores de montaña a los Pirineos, o de marinos a Cartagena. Ahora a los quintos los hubieran mandado a Ceuta, para impresionar.

EN los últimos tiempos apenas se presta atención al doctor Fernando Simón y a sus ocurrencias. Lejanos parecen los días en que ejercía como Oráculo de Delfos, digo de Pedro Sánchez. Así les fue a los dos, dicen algunos; pero le fue peor a España, lo único importante, según Aznar. Este Aznar es el que defendió bravamente el islote de Perejil, en 2002, en otro rifirrafe con Marruecos. ¿Lo recuerdan? Volviendo a Simón, recuerden que no lo han destituido aún, ni se ha ido a su casa, sólo a ratos se distrae y practica surf en las playas alentejanas del Portugal profundo. Simón continúa en su cargo de director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Y pronuncia conferencias. Y ofrece ruedas de prensa, aunque con menos prensa.

EN la ciudad de Cádiz, en los últimos tiempos, existe un interés muy profundo por la cultura. Quedó de manifiesto el lunes en la Librería Manuel de Falla. Las personas que pasaban por la gaditana plaza Mina, al ver tal cola, en la que no faltó alguna que otra bronca o disputa (como en toda cola gaditana digna de mención), se preguntaban con sorpresa: “¿Otra vez están repartiendo topolinos gratis en Los Italianos y llega la cola hasta la plaza Mina?”. Pero no, no era eso, sino que Paz Padilla iba a firmar su último libro, El humor de mi vida, y allí estaba su legión de admiradores y admiradoras, para comprarlo y que se lo dedicara. No sé si Paz Padilla se habrá visto en otra igual: firmando más libros que María Dueñas y Dolores Redondo juntas. A ella sí que le salió redondo.