EL martes otra vez sufrieron retrasos algunos trenes AVE de Andalucía, por una avería ocurrida en la estación de Atocha. Para eso es mejor que no le hubieran dedicado la estación a Almudena Grandes, como acordaron en una decisión polémica. La de Santa Justa todavía no se la han adjudicado a Gustavo Adolfo Bécquer ni a Luis Cernuda. Esta última avería ha sido molesta, aunque no de las peores, sino una más. No fue como la que ocurrió con la dana de principios de septiembre, que puso en jaque al AVE, al ocasionar un tremendo caos en los desplazamientos. Los problemas en la línea entre Sevilla y Madrid comenzaron un domingo, el día de los daños por la catástrofe natural, pero siguieron en las jornadas sucesivas. Y lo peor: el sistema ferroviario español quedó señalado. Está perdiendo su halo de modernidad.

ALGUNAS paridas que aparecen en la campaña electoral se olvidan después. Porque surgen otras paridas tapadas, como la amnistía. Vamos hoy con un poco de memoria histórica reciente. Los precios están por las nubes, el aceite de oliva parece un lujo para los ricos que quieren escapar de la Tierra en cohete. El Gobierno no ha acertado con sus medidas para bajar la inflación de los alimentos, y Yolanda Díaz ya no habla de supermercados, sino que visita a Puigdemont. Escribí que Sumar, la plataforma de Yolanda, tiene un nombre que recuerda al de Suma, una franquicia de supermercados. Quizás por eso, en mayo, Ione Belarra dijo que el Gobierno debería crear unos supermercados públicos que se llamarían Precios Justos. Una idea copiada de Venezuela, donde fracasaron. Ione proclamó como enemigo a Juan Roig, presidente de Mercadona, al que calificó como “capo”.

SERÁ por la Ley de Bienestar Animal, que entra en vigor mañana y se sumará en las polémicas a la Ley del sólo sí es sí, hasta que la rectifiquen. Así que en la semana del no es no, ha vuelto a salir el dóberman. Estaba muy olvidado en la política. Las nuevas generaciones del milenio y la desmemoria histórica, que no vivieron la Transición, no saben lo que es esto del dóberman. En el Congreso de los Diputados, Pedro va como por su casa. Hace lo que le da la gana. Un día pide seis debates a Feijóo, pero otro no tiene ganas de hablar y saca de paseo al dóberman. Ahora el dóberman se llama Oscar Puente, según dice la gente. El dóberman político es como un fantasma que aparece y desaparece.

DESPUÉS de tantos años de demagogia en la autopista AP-4, entre Sevilla y Cádiz, parece que el peaje es lo único importante. Se ha dado por seguro que no se volverá a cobrar en 2024, como exigían en Bruselas para los fondos europeos. Y parece que con eso se solucionan sus problemas. Una vez más, se aprecia la habilidad del Gobierno de Pedro Sánchez para escabullirse de sus responsabilidades. Porque el principal problema de esta autopista no es ahora el peaje, sino el estado infame en que se encuentra y los frecuentes atascos. Es un ejemplo más del castigo a Andalucía con las infraestructuras, que este Gobierno sanchista ha paralizado en los últimos años, ante la general indiferencia en Sevilla y Cádiz, acostumbradas por inercia a la falta de inversiones.

EN la polémica interna del PSOE por las consecuencias de una amnistía a Puigdemont, se ha demostrado la falta de liderazgo del socialismo andaluz. Del PSOE-A actual, quiero decir, pues parece que el PSOE de Andalucía aún es el de Felipe González, Alfonso Guerra, José Rodríguez de la Borbolla o Rafael Escuredo, los considerados como viejas glorias, que son quienes han expuesto sus opiniones. Sin entrar otra vez en los detalles de lo que están diciendo, es curioso que el PSOE-A del siglo XXI no tenga voz propia. Es curioso porque el partido llamado PSOE no se puede entender en España sin la aportación de Andalucía, y más concretamente de Sevilla, donde tuvo y aún mantiene uno de sus núcleos mayores de militancia y de poder.