POR razones más políticas que culturales, en los últimos tiempos se ha puesto de moda inaugurar espacios expositivos. En algunos casos, ha permitido (o permitirá) la salvación de edificios emblemáticos que fueron concebidos con otros fines. En Sevilla, por citar casos obvios, ni las Atarazanas, ni la Fábrica de Artillería, ni San Hermenegildo fueron edificados para ser centros culturales. Aunque peor sería muerto que sencillo. En Andalucía tenemos el buen ejemplo de Málaga, una ciudad de inferior rango cultural y artístico que Sevilla, Granada y Córdoba, pero que con el alcalde Francisco de la Torre ha apostado por Picasso y por la cultura.
YA se considera un éxito el tranvibús de Sevilla Este, por la buena acogida que ha recibido. Es el primer intento serio para mejorar la conexión de los barrios que crecieron en el entorno del Polígono Aeropuerto con el centro de la ciudad. Sevilla Este fue el gran proyecto de expansión urbana en los últimos años del siglo pasado. No era un gueto, ni un polígono de los considerados barrios pobres, sino un espacio de ensanche para las clases medias. Ha padecido la cruz del transporte público. Hasta llegar al tranvibús, que acorta los tiempos. Sin embargo, Sevilla Este necesita una línea de Metro, para afianzarse como lo que debe ser en una gran ciudad.
TODAVÍA quedan trianeros y trianeras viviendo en Triana. Son menos que hace medio siglo, aunque no han sido declarados vecinos en riesgo de extinción. En estos días de octubre, cuando el verano todavía asoma la patita por debajo de la puerta del otoño y se despoja de los últimos calores, la Esperanza de Triana ha salido en peregrinación. Ha recorrido el camino de aquellos que se fueron de Triana, que salieron de los corrales de vecinos para irse a pisos nuevos en los polígonos, quizá menos hacinados, pero donde perdían las raíces, donde nacería la añoranza. Vecinos que en los días señalaítos volvían a su Triana. Y que se ponían en la madrugada del Viernes Santo al lado de su Esperanza, para verla disipando oscuridades de la noche, y con el brillo de la luz en sus ojos tras el amanecer, cuando regresaba a Triana, cruzando el puente, sobre el río verde de la esperanza.
HA causado gran tranquilidad que haya terminado el plazo para presentar candidaturas a rector o rectora de la Universidad de Sevilla. Pues, si hubiera seguido un trimestre más, no sé a dónde hubieran ido a parar. Siete candidatos para unas elecciones en Sevilla es una maravilla. En ninguna hermandad se ha llegado a tanto. En La Macarena, que alcanzó 4.071 nazarenos en el conteo (y un total de 4.224 personas en el cortejo), hay tres candidatos a hermano mayor, y en general se piensa que son muchos. Para las elecciones del Consejo de Hermandades el récord histórico de candidatos a presidente está en tres. Sin ir más lejos, a las elecciones de Los Estudiantes, que tiene su sede en dicha Universidad, se presentaron dos.
LA polémica sobre la ubicación de Icónica no afecta a la Diputación de Sevilla. A la institución provincial no le hace falta la plaza de España para montar saraos, ya que dispone de un patio multiusos para todo tipo de eventos. Quizás allí no se puede organizar un concierto de Manuel Carrasco, Aitana o Lola Índigo, excepto que sólo asistiera un selecto grupo de familiares y amigos. Pero en el patio de la Diputación han programado en septiembre a Miss Cafeína, Siloé, Santiago Auserón y la Academia Nocturna y a Derby´s Motoreta Burrito Kachimba. Recitales más íntimos, se decía. Aunque no tanto, porque se llenó el referido patio.