PUEDE que el cartel de la Semana Santa de 2024 marque un antes y un después. Por la repercusión y por la exageración. Lo estaba pensando, viendo el cartel del Corpus Christi, obra de Juan Valdés, realizado por encargo del Ayuntamiento, y el del Junio Eucarístico, obra de Isabel Sola, realizado por encargo del Consejo de Hermandades y Cofradías. Dos obras espléndidas, en los cánones tradicionales, pintadas por dos artistas con experiencia y de loadas aportaciones, no sólo a la cartelería, sino a la pintura sevillana, en general. Ambos, por cierto, pintaron el cartel de la Semana Santa. Juan Valdés en 1997 e Isabel Sola en 2007. Y las preguntas del millón que nos podemos plantear: ¿se han enterado en París y Londres de estos dos carteles eucarísticos? ¿Han aparecido en algún programa de telebasura?

La respuesta es no, por supuesto. Vivimos en una sociedad miope de espíritu, en la que el escándalo es el motor que mueve la actualidad, y en la que el sensacionalismo marca las noticias. Después nos extrañamos de lo que pasa en la política. ¿Y qué sociedad tenemos? El populismo está en todo. Se premia lo raro. Y nos aferramos a eso tan manido que se estudia en primero de Periodismo. La noticia es cuando un hombre le muerde a un perro, y no cuando un perro le muerde a un hombre. Según parece, lo que se ajusta a los cánones no escandaliza, pero tampoco se elogia demasiado.

Y, sin embargo, me refiero a dos carteles de gran categoría artística. Juan Valdés ha llevado la plata y la filigrana de la Custodia de Juan de Arfe al cartel del Corpus, con la Eucaristía en el centro, la cruz de fondo, y unos tonos azules celestiales y de oro bruñido. Bien pintado, bien resuelto. Con la experiencia de un pintor veterano que domina las claves de Sevilla y conecta con los sentimientos populares.

El cartel del Junio Eucarístico de Isabel Sola muestra en primer plano al Niño Jesús de la Quinta Angustia, que sale en el Corpus de la Sacramental de la Magdalena. Es un cartel plagado de detalles, como la evocación del ostensorio de la Sacramental de San Pedro, la Santa Espina, la comunión a los enfermos, los tonos que conectan la tierra con el cielo… Y con un acabado de resina que resalta y evoca la cerámica de los azulejos sacramentales. Una gran obra, repleta de símbolos, que confirma la delicadeza poética de Isabel Sola en su plena madurez.

Son muy bonitos carteles, pero no hemos tenido ningún escándalo para los programitas rosas, ni para el morapio de tabernas, ni para los que se rasgan las vestiduras y cualquier día se van a quedar con las vergüenzas al aire. Y eso también invita a pensar. ¿A dónde vamos y qué buscamos?  

José Joaquín León

ANTONIO Maíllo ha sido muy elogiado tras su elección como nuevo líder de IU. Es de los pocos políticos que caen bien, a la izquierda y a una parte de la derecha. Quizá por motivos personales, por su forma de ser, diferente al mindundismo populista que se puso de moda desde que Pablo Iglesias montó el sarao de los indignados, después domesticado cuando llegaron a los cielos de la Moncloa. Pero se debe decir que Maíllo no es Superman. Ni siquiera es como Julio Anguita clonado. Tampoco Izquierda Unida es lo que era. Ahora Izquierda Unida forma parte de Sumar, junto a otras formaciones, como Más Madrid, los Comunes de Ada Colau y algunas sectas ecomarxistas. Para colmo, rivalizan con lo que todavía queda de Podemos. Y estamos en vísperas de unas elecciones europeas, en las que Sumar se encamina hacia el fracaso, según las encuestas. Así que tanta alegría por Maíllo debe relativizarse.

PARA aprobar los presupuestos de Sevilla hay dos vías: la normal y la alternativa. La normal es conseguir que el PSOE o Vox los apoyen. Pero como los sanchistas no están por la labor en estos momentos, y como la derechita valiente quiere entrar en el gobierno municipal desde el mes de junio del año pasado (y al PP no le interesa), a José Luis Sanz sólo le queda la vía alternativa. Esto es: montar una cuestión de confianza. Es lo que hizo Jaume Collboni, el alcalde socialista de Barcelona, cuya situación minoritaria es peor que la de José Luis Sanz. Y ahora, una vez que han cumplido los plazos, el señor Collboni ya tiene el presupuesto de Barcelona enjaretado y está muy contento.

LA parroquia de Santa María la Blanca está en los límites históricos de la Judería, aunque en el corazón de ese barrio sevillano se encuentra también la parroquia de San Bartolomé. En Santa María la Blanca han tenido el acierto de abrir por obras; es decir, que su párroco, el padre Miguel Ángel Núñez, permite las visitas, mientras los cultos parroquiales se celebran en San Nicolás. Recientemente, ha sido noticia el hallazgo de restos en el Hejal de la antigua sinagoga judía, y para verlos han organizado visitas guiadas de grupos reducidos del 8 al 18 de mayo. El templo de Santa María la Blanca ofrece muchas curiosidades históricas. Se suele decir que es un recuerdo de las tres culturas monoteístas en Sevilla. También se suele recordar el expolio del mariscal Soult, con el robo de los Murillos en la invasión francesa.

SEÑORAS y señores, es la oportunidad. En estos momentos se dan las condiciones para cepillarse a Puigdemont y que deje de dar por saco en Cataluña y en España. Llevamos casi siete años hablando de este prófugo, que intenta resistir con otro chantaje a Pedro Sánchez: la presidencia de la Generalitat para Puigdemont, a cambio de tres años de paz en la Moncloa para Sánchez. Pero esas suposiciones de Puigdemont son puro realismo mágico, una fantasía. Y lo peor para él no es eso. Se lo pueden a cargar (políticamente hablando) en Cataluña. Los históricos de CiU, como Miquel Roca Junyent, ya están hartos y lanzan las primeras piedras.