EN la polémica interna del PSOE por las consecuencias de una amnistía a Puigdemont, se ha demostrado la falta de liderazgo del socialismo andaluz. Del PSOE-A actual, quiero decir, pues parece que el PSOE de Andalucía aún es el de Felipe González, Alfonso Guerra, José Rodríguez de la Borbolla o Rafael Escuredo, los considerados como viejas glorias, que son quienes han expuesto sus opiniones. Sin entrar otra vez en los detalles de lo que están diciendo, es curioso que el PSOE-A del siglo XXI no tenga voz propia. Es curioso porque el partido llamado PSOE no se puede entender en España sin la aportación de Andalucía, y más concretamente de Sevilla, donde tuvo y aún mantiene uno de sus núcleos mayores de militancia y de poder.

LA buena gente que paseaba en la mañana del domingo por la plaza de la Encarnación se persignaba. Y no era por devoción a la Virgen del Valle (o quizás también), que recibe culto al lado del lugar del suceso, en la iglesia de la Anunciación. Se hacían cruces por el milagro ocurrido a las ocho de la mañana, con el desplome parcial de uno de los ficus sin causar víctimas. Y no faltaba una señora que le comentaba a un señor: “A ver a quién le echan las culpas los ecologistas. A ver si crean otra plataforma para buscar las cosquillas, como le hicieron a los dominicos de San Jacinto”. Pues, en estos casos, siempre se busca un culpable. Y si son frailes, mejor. Pero esta vez le ha tocado al Ayuntamiento. Aunque el actual alcalde, José Luis Sanz, sólo lleva un trimestre en el cargo. Y el desaguisado de los ficus de la Encarnación procede de los tiempos de las Setas y la reforma de la plaza. Es decir, procede del bloque progresista de Alfredo Sánchez Monteseirín.

TAMBIEN los políticos tienen madre. Son criaturas de Dios. A veces nos olvidamos, y creemos que los políticos proceden de la inteligencia artificial (o que no tienen inteligencia); y que son inmutables, estáticos, maquinales, sin sentimientos, como los robots. Sin embargo, un político puede cambiar de ideas. Se conocen casos extremos, como el de Jorge Verstrynge, que pasó de ser la mano derecha de Fraga a convertirse en podemita de Pablo Iglesias. Para entenderlo: es como si Macarena Olona se convierte en fan de La Pasionaria, lo que no sería descartable, o se junta el día de mañana para sumar con Irene Montero. Es decir, que ocurren cosas raras, y que algunos cambian de ideas.

EN Sevilla hay dos pasiones: la Semana Santa y el fútbol. Ya sé que decirlo así suena a herejía, y lo es, pero la realidad es esa. Antes se decía: “con la Iglesia hemos topado”. Después se dijo:” con las feministas hemos topado”. Ahora se dice; “con el fútbol hemos topado”. Con lo cual se llega a la conclusión de que lo mejor es no topar, un pecado que se puede asemejar al de cometer actos impuros. Cuando se topa, el topador se sitúa en terrenos inundables, como los de Doñana, donde se puede hundir. Antes se decía: “por la boca muere el pez”. Hoy lo mejor es tener la boca cerrada, por si las moscas. Desapasionarse un poco y no picotear.

EL final de las vacaciones de agosto desembocó en una tormenta (ahora llamada Dana) y en un crimen de violencia de género en Sevilla. Este último suceso ha provocado la lógica alarma. Al coincidir con otro en Villanueva del Arzobispo (Jaén), han vuelto a esgrimirse las estadísticas. Casi siempre con el afán preconcebido que las caracteriza. Se ha destacado (y es cierto) que en España han asesinado ya a 42 mujeres en lo que va de año (12 más que en el mismo periodo de 2022); y que Andalucía, con 15 muertas, es la comunidad con más casos registrados. Es decir, un grave problema que no va a menos, sino a más. A pesar de las inversiones de los poderes públicos, tanto el Gobierno como la Junta.