AL edificio de la Casa de Iberoamérica en Cádiz todavía se le conoce como la Cárcel. Lo mismo pasa con la plaza de toros, los cuarteles y otros edificios que…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
A la gastronomía sevillana la tienen discriminada en las guías, así se encomienden a Dios o al diablo. En la Guía Michelín, Sevilla y su provincia se quedaron entre las peores de Andalucía. Y lo más chocante es que la Guía Repsol ha inventado este año unos soletes de Navidad…
UNO de los motivos por los que Pedro Sánchez consiguió la presidencia del Gobierno fue el miedo a Vox. La posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo necesitara un pacto con Vox para gobernar, según auguraban las encuestas, impulsó el voto del miedo, con una movilización del electorado socialista. Y quizás…

LA ciudad de Cádiz se ha estremecido con los asuntos sociales del Carnaval. Entre los muy acuciantes problemas (como el alumbrado navideño) que amenazan nuestro futuro inmediato, se nos ha colado uno nuevo, al parecer gravísimo: la elección del presidente del jurado del Carnaval. Desde que llegó a la Alcaldía González Santos, que procedía del Callejón de los Santos (santos laicos, por supuesto), se había activado el frenesí participativo. Consiste en que la buena gente participe en todo, sin que decidan nada. Por ello, parecía normal que el presidente del jurado del Carnaval sea elegido por todos los gaditanos y gaditanas (mediante un referéndum telemático, o algo así). Sin embargo, será decidido por el propio alcalde González Santos, o la concejala María Romay, por el sistema de Digital Plus.
SON alegrías de Cai... o tristezas de Nueva York. Desde que ganó las elecciones, y aparecieron los primeros memes, todo el mundo se arranca por las alegrías de Trump. Como si hubieran vuelto Camarón y Chano Lobato. Del Tiriti tran tran tran hemos pasado al Tiriti Trump Trump Trump. Todavía Tiriti no ha tomado posesión y ya le han organizado manifestaciones de protesta, como a Rajoy en el Congreso de los Diputados. En Cádiz, la cuna de las alegrías, ya está rebautizado en aguas de la Caleta. Los más espabilados se dieron cuenta de que si Donald tuviera el apodo de Tiriti sería Tiriti Trump; o sea Tiriti Trump Trump Trump. Lo único que nos faltaba es que este gachó saliera flamenkito apaleao, como aquella chirigota de Juan Carlos. Aunque allí la apaleada es la otra.
OTRA vez se ha demostrado que encuestador, economista y periodista son profesiones con poco futuro. Ya se vio en el Brexit, y en más cosas. Donald Trump ha ganado las elecciones americanas con las encuestas en contra: auguraban que Hillary Clinton había “remontado” en los últimos días, después de que disminuyeran los 12 puntos de ventaja que algunos le habían otorgado. Trump ha ganado con el Ibex 35 y el Dow Jones (que es la versión neoyorquina de la Bolsa) en contra y lanzando amenazas de caos. Y ha ganado con los medios de comunicación americanos en contra, empezando por The New York Times y otros periódicos a los que copian en el resto del mundo.
HOY será recibido como académico de número de la Real Academia Provincial de Bellas Artes el fotógrafo Joaquín Hernández Conde, al que todo el mundo conoce en Cádiz como Kiki. Con el nombramiento de Kiki como académico, el fotoperiodismo gaditano entra en el Salón Regio de la Diputación, pero no a la bulla, como sea, para captar imágenes de los demás, sino para establecer sus poderes. Kiki es la historia de la fotografía en Cádiz desde la Transición en adelante. Ya he escrito, en otra ocasión, que fue el príncipe heredero del Reino Fotográfico de Juman. Si Juan Martínez Neto es imprescindible para conocer el tiempo del régimen anterior en Cádiz, sin Kiki no se entiende nada de lo que vino a continuación.
LAS elecciones presidenciales de los EEUU se están viviendo aquí incluso con más atención que en Manhattan. Es como si todos fuéramos norteamericanos durante uno o dos días. En esta ocasión, la expectación está justificada. Los demócratas y los republicanos han rivalizado para elegir a los peores candidatos que tenían a mano. Hillary Clinton no es como Obama, por más que aquí la presenten como una dirigente muy preparada y una líder del feminismo mundial. Ni se podía escoger un candidato republicano más friki y chusco que Donald Trump, que para colmo provoca arqueadas en el resto del mundo. La cuestión consiste en elegir entre lo malo o lo peor.