EL Diario de Jerez ha cumplido 40 años. Nació en 1984, cuando Felipe González ya era presidente del Gobierno. Fue el segundo periódico del Grupo Joly (el primero después de Diario de Cádiz, por lo que fue el que inició su expansión) y era una clara apuesta para tener tres cabeceras en esta provincia y atenderla mejor. Cuando yo entré en el Grupo Joly en 1998, el Diario de Cádiz era el hermano mayor (o el padre), el Diario de Jerez era el segundo hermano, como un jovencito con 14 años de vida, y Europa Sur era el benjamín que buscaba su lugar en el mundo campogibraltareño. Hoy Diario de Jerez ha entrado en la madurez plena.
LA mayor diferencia entre el Cádiz CF de Vizcaíno y el de las anteriores etapas en Primera División es la cantera. Aquí se recuerda a Mágico González, pero aquel equipo no se basaba sólo en el astro salvadoreño. También existieron los hermanos Pepe y Salva Mejías, Juan José, Paco Baena, incluso Linares y Manolito, Botubot, después Kiko Narváez, Arteaga, Cortijo, Quevedo y otros. Antes los históricos, como Juanito Mariana, Andrés o Migueli. Entrenadores hubo, como David Vidal, que sacaron a una generación completa de la cantera. Unos fueron traspasados, otros se quedaron. Pero aquel Cádiz tenía un sello gaditano, y era diferente de los chuflas que encajaron seis goles en Almería.
LA fiesta del Corpus Christi fue la principal de Cádiz en siglos pasados. Tuvo especial auge en algunos momentos del siglo XIX y también en diversas etapas del siglo XX. La ignorancia habitual sobre las cuestiones religiosas y las celebraciones populares ha extendido la falsa suposición de que el Corpus gaditano es un invento de los tiempos franquistas. Basta con leer algunas guías del siglo XIX, como la de Rosetty, para entender que es una fiesta católica que también guarda relación con el esplendor de Cádiz. Además, si Fermín Salvochea propuso que se vendiera la Custodia era porque esa gran pieza de orfebrería resultaba muy valiosa. Debemos mirar la historia cuando se pretende recuperar el esplendor de esta fiesta.
LA esclavitud en Cádiz ha sido investigada por profesores de la UCA. Sin embargo, a niveles populares, es poco conocida. Se ignora la importancia económica que alcanzó hasta el siglo XIX, cuando la ciudad vivió un nuevo periodo de esplendor, que acabó tras la ruina del Banco de Cádiz y la decadencia que llevó a la Primera República. También se suele olvidar (y se pasa de puntillas) que en la Constitución de Cádiz de 1812 no fue abolida la esclavitud. Argüelles la consideró “opuesta a los sentimientos de la nación española” y “el espíritu de su religión”. Pero no consiguieron abolirla en las Cortes de Cádiz. Hoy, en el siglo XXI, existen nuevas formas de esclavitud.
ARGENTINA existía desde antes de que Milei llegara al poder. Incluso desde antes de Perón y Evita. Argentina y Cádiz siempre han tenido relaciones. Sobre todo en la cultura. Y no sólo por Falla y Alberti, y porque Borges elogió a Quiñones. Hoy me voy a referir a lo que escribió el argentino Roberto Arlt en 1935, en plena Segunda República, tras una visita a Cádiz, que publicó en su colección de Aguafuertes españolas. Roberto Arlt, fallecido a los 42 años, fue un escritor vanguardista, más elogiado y encumbrado después de muerto. Hoy está considerado uno de los padres de la narrativa argentina contemporánea, junto a Borges, Bioy Casares, Cortázar y otros grandes escritores.