EN Cádiz triunfó el populismo porque es una ciudad populista. Se está viendo en el debate de los sueldos. Quienes lean el Diario pueden llevarse impresiones confusas, según las declaraciones de los políticos municipales. El Ayuntamiento parece una sucursal de Cáritas Diocesana. Para empezar está el sueldo del alcalde. Teófila Martínez ya decía que se lo ahorraba al Ayuntamiento de todos los gaditanos, pero cobraba un sueldo de diputada del Congreso o de parlamentaria andaluza. Después, cuando entró José maría González Santos como alcalde, lo nombraron diputado provincial y dijo lo mismo. Le ahorraba el sueldo al Ayuntamiento, porque lo pagaba la Diputación. Y, además, hacía una donación, según el código ético de Podemos, para que no se diga que nuestro Kichi cobraba más de 60.000 euros al año. O sea, que era rico, según los baremos podemitas para el IRPF.

HUBO un tiempo en el que el Gobierno central y la Junta de Andalucía construían autovías. En general, puede que los tiempos del PP de José María Aznar y de la Junta de Manuel Chaves fueran los años de los huevos de oro para las infraestructuras. De aquellos tiempos de finales del siglo XX y la primera década del siglo XXI, no sólo heredamos sonados casos de corrupción, sino también obras públicas importantísimas. Sin ellas,  ahora la provincia de Cádiz sólo estaría un poco mejor que en los tiempos de las diligencias y los bandoleros. Pero algunos proyectos se quedaron pendientes. Entre ellos, dos autovías imprescindibles: la de Vejer a Algeciras y la de Arcos a Antequera.

CONOZCO personas, incluso muy de derechas, que te sueltan: “Nuestro Kichi ya no es lo que era”. Es una afirmación extraña, pues sigue siendo alcalde de Cádiz, incluso más reforzado. Pero se refieren a que cuando llegó parecía un cruce de Fermín Salvochea con el Che Guevara, era el líder de los revolucionarios gaditanos. Ahora él tendrá sus ideas, se supone que no las ha cambiado, pero ha perdido una parte del toque agreste y selvático. Es decir, que se le nota ya la civilización occidental del poder, que no sólo corrompe a los malos, sino que templa a los buenos. Y, además, que si tiene un equipo de fútbol de asesores, 11 en total, en algo se notará. Parece que progresa adecuadamente, si bien despacio.

ENTRE los políticos gaditanos que se las saben todas, está Paco González Cabaña. Ha resistido los vientos de levante y poniente de las familias del PSOE, desde Benalup, que está cerca de Alcalá. Supo nadar y guardar la ropa, cumpliendo la máxima de que un alcalde de pueblo, para ser importante, debe conseguir tenedor y cuchillo en la capital. Ahora se ha retirado de la política. En la entrevista que le hizo Francisco Sánchez Zambrano en el Diario, decía Cabaña que “he descubierto que hay vida inteligente más allá de los cargos públicos”. Después de 36 años en la política, otro que se cayó del caballo, y se dio cuenta. A buenas horas, picha… Ahora podrás ver incluso los partidos del Cádiz B en Segunda B, y los del Cádiz A en Segunda A. Eso también es vida inteligente.

LOS recuerdos duelen, cuando pierdes a un ser querido. Sientes que han enterrado un tiempo que permanecía anclado en la memoria, donde la amistad se queda como una huella que el viento sacude y nunca borra. Si miro hacia atrás, lo encuentro casi siempre, desde aquel niño que fue. La vida es una suma de renuncias. Pero siempre recordaré un colegio y dos casas, una playa y un estadio, unas calles y unos sueños, su familia y la mía, que muchos días eran como la misma. Cuando murió José María Parodi Artal, su padre, yo escribí un artículo en el que recordaba a esa familia Parodi que vino de Italia, como el mármol de las iglesias y los palacios. Una familia que abrió en Cádiz casas de música y tiendas de discos. La música siempre estuvo presente, como el piano de Ana, su madre, cuando sonaba Chopin desde un cierro abierto en la calle Novena.