SE suele decir que las encuestas son un diagnóstico en un momento dado. Cuando lleguen las elecciones, el momento será diferente. No obstante, el Barómetro Socioeconómico de Sevilla, que ha elaborado el Centro Andaluz de Prospectiva presidido por Antonio Pascual, ofrece unos datos que son bastante favorables para el alcalde Espadas y su equipo de gobierno. Lejanos quedaron aquellos tiempos pretéritos del “Alcalde, babucha, el pueblo está en la lucha”, pero el Ayuntamiento es el manifestódromo principal de Sevilla. Es decir, que siempre hay cabreados e indignados por algo que protestan en la Plaza Nueva. Aun así la gente de a pie está razonablemente contenta; o eso, se supone en el barómetro.

EN la madrugada del 30 de enero de 1998, el concejal sevillano Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, la procuradora Ascensión García Ortiz, regresaban a casa. Era una noche fría, desapacible y solitaria. Él fue condenado a muerte por ETA, tan sólo porque era un concejal del PP, una víctima fácil, un hombre que pasaba habitualmente por aquellas calles enmarañadas. A ella no la tenían como objetivo, pero acompañaba a su marido en el momento fatídico, y se convirtió en víctima. Sonaron disparos en la calle Don Remondo. Así mataron a un matrimonio. Así quedaron unos niños huérfanos. Así asesinaba ETA en nombre de la revolución del pueblo vasco. Así de crueles eran esos gudaris de la mierda.

EN materia de transporte sevillano, a falta de más líneas del Metro, se amplía el tranvía. Se utiliza como un sucedáneo en superficie (se le denomina Metrocentro). La Junta tiene un amor loco por los tranvías y se ha propuesto extenderlos por media Andalucía, a pesar de que algunos de los que anunciaron siguen sin funcionar, por problemas diversos. Así que el tranvía de Santa Justa, que ya tiene la luz verde para arrancar, hay que ponerlo en su sitio, aunque empiecen las obras antes de las elecciones municipales de 2018. A mi modo de ver, y ya lo he escrito, ese tranvía es bastante redundante y no parece una prioridad.

LAS Hermanas de la Cruz han solicitado alimentos, ropa y donativos. Están desbordadas ante el aumento de personas que acuden a su convento en demanda de ayudas. Ese llamamiento ha provocado cierta sorpresa. Estamos acostumbrados a oír que la situación económica mejora, que la recuperación ya se nota. Aparte de las estadísticas que divulga el Gobierno, aparte de los datos del paro (de los que alardean Rajoy y Susana Díaz, cada uno en lo suyo), aparte del crecimiento del PIB, existe otra realidad: personas que sobreviven de la caridad pública. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Es una pobreza exagerada?

LA política está carnavalizada desde hace tiempo. Esto se ha vuelto a ver con el Concurso de Carnaval que había organizado la Diputación en su patio multiusos. Lo han suspendido, ante las protestas y acusaciones de ser excluyente, porque sólo podían participar agrupaciones sevillanas o con sevillanos. Por ejemplo, una chirigota de Bucarest sólo con rumanos no podía concursar en la Casa de la Provincia. Tras las críticas, se lo han cargado. El gerente de Prodetur-Turismo de la Provincia, Amador Sánchez, ha pedido disculpas públicas y lo que haga falta, pues no tenían la intención de fastidiar a nadie, ni de excluir a los forasteros, sólo de promocionar lo sevillano.