LOS sevillanos y las sevillanas deben ser conscientes de lo que se les viene encima a partir de agosto: el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Con este motivo se organizará el Año Magallanes, que en realidad no se limita a ese personaje y durará tres años. Al decir esa denominación, algunos lo compararán con el Año Murillo, el último gran evento artístico/turístico, pero no es lo mismo. La propia figura de Fernando de Magallanes genera alguna confusión, pues la enorme grandeza de esa gesta excede a su impulsor. Magallanes fue el gran artífice de la vuelta al mundo, y murió en una batalla contras los cebúes en Filipinas. El regreso, tres años después de salir de Sevilla, estuvo comandado por Juan Sebastián de Elcano. Y aunque Magallanes fuera portugués de nacimiento, y entre los marinos hubiera algunos extranjeros, era una expedición española. Apoyada por Carlos I, que había nombrado a Magallanes adelantado y capitán general.

NI con Brexit, ni sin Brexit. Londres no es como Sevilla. Tampoco el Támesis es como el Guadalquivir. Ignoro si en el Támesis organizan cucañas a finales de julio, pero supongo que no. En otras cuestiones, las ranciedades de Londres tampoco son como las de Sevilla. En la capital británica ha surgido una polémica urbanística con un edificio bautizado como el Tulipán, de Norman Foster, que recuerda demasiado a la que hubo en Sevilla con la torre de César Pelli y las Setas de Jürgen Mayer. Pero el resultado ha sido diferente. Allí el alcalde, Sadiq Khan, ha vetado el proyecto. Justo lo contrario que Alfredo Sánchez Monteseirín. Curiosamente, este Khan es laborista, el partido corresponsal del PSOE.

LA Feria del año 2020 tendrá dos festivos: el miércoles y el viernes. De ese modo se puede suponer que la Feria, realmente, tendrá una semana de fiesta total, con sus puentes y sus acueductos. Ríanse ustedes de la remodelación del puente del Centenario, porque estos puentes de la Feria sí que se van a montar con todos sus avíos: uno por delante y otro por detrás. Juan Espadas está dispuesto a pasar a la historia como el alcalde que consiguió más días de Feria y más festivos. Puede que incluso más casetas, más calles, más cacharritos y más de todo. Pero, eso sí, con menos ruido.

LA necesidad de cambiar la normativa electoral es evidente. No sólo por la investidura de Pedro Sánchez. En las elecciones municipales hemos tenido compadreos y contubernios, en según qué ayuntamientos. Algunas decisiones rechinan a las más elementales normas democráticas. El respeto a la lista más votada sólo se esgrime cuando le conviene al partido que la consigue. Mientras se cierran pactos contra natura y sin explicación, que levantan sospechas sin pruebas y a veces escandalizan. Lo más razonable sería recurrir a la segunda vuelta donde no hubiera mayorías absolutas. Así evitarían casos como el de Valencina de la Concepción, que ha sido surrealista.

EL Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado que a partir de septiembre, tras las vacaciones, pondrá en marcha el plan para el exterminio de las cotorras. Perdón, quiero decir el Primer Plan Municipal de Control de las Cotorras Exóticas Invasoras, que es como oficialmente se denomina, y que lleva implícitas otras medidas para potenciar las especies de aves autóctonas, que justamente compiten con las dichas cotorras. A Juan Espadas lo acusarán de cotorricidio, se ve venir, a pesar de que está procediendo con una enorme exquisitez en el control. Para las cotorras capturadas utilizarán jaulas y redes que “deberán ser respetuosas con el bienestar animal y tendrán comida y agua”. Las aves serán sacrificadas con vigilancia de un veterinario, para que los verdugos municipales cumplan los protocolos establecidos.